ATENA RODÓ
BIOGRAFÍA Atena Rodó Escritora porteña, poeta, narradora, académica y ensayista. Profesora de Castellano. Gestora Cultural y activista lesbo-feminista, militante del Partido Comunista de Chile, Presidenta de la Comisión Chilena de Derechos Humanos sede Litoral. Publicaciones: . Del amor y Del Silencio. Poemas, Valparaíso: Ed. La Cáfila, 2000. . Contrapunto de Labios. Narrativa, Valparaíso: Ed. Puerto Alegre, 2009. . Tribadas. Narrativa, Valparaíso: Ed. Emergencia Narrativa, 2014. . Los Lados del Delirio, Santiago: Ed. Segismundo, 2021. Ha sido antologada en variadas revistas, ejemplo: Revista Literaria Letras en Género, de la Biblioteca de Santiago: “ENCUENTROS” Selección de artículos, Experiencias y talleres del Encuentro Letras en Género 2013 – 2015. Además de su trabajo literario, ha sido invitada a diferentes eventos literarios y Congresos Académicos, tanto dentro del país como en el extranjero (Encuentro Nacional de Mujeres, Entre Ríos, Argentina, 2010) Docente del taller Para Mujeres y Disidencias DISSOLVO, del Centro Cultural San Antonio, impartido el año 2022 en la Biblioteca Pública Vicente Huidobro, de la Ilustre Municipalidad de San Antonio, además de impartir diversos talleres, tanto de feminismo, autocuidado, prevención de violencia de género, oratoria y literatura, en diferentes centros culturales y sociales, labor que realiza como activista en colectivos feministas, artísticos y de derechos humanos. El trabajo de Atena versa sobre el erotismo lésbico, la memoria y los derechos humanos, además de análisis de la coyuntura política de los tiempos actuales en un marco antineoliberal. En sus escritos acerca de escritura lésbica, indaga en la pulsión lesbo-erótica, adentrándose en el corpus lésbico de escritoras disidentes que han tomado esta vertiente, como es el caso de Safo. Su escritura no sigue las normas convencionales de la erótica en sus poemas y relatos, desafiando a la heteronormatividad, al poder hegemónico y al orden establecido, con un lenguaje estético-político, reivindicativo, literario y beligerante. La poética de sus textos viajan desde un eros que articula el cuerpo como territorio de lucha y la memoria, como signo político deconstructivo. El acervo literario de sus ensayos académicos se desarrolla desde la crítica feminista y la historiografía de las luchas de las mujeres, además de la reivindicación de la memoria histórico- política de Chile y Latinoamérica, mediante las causas de violaciones a los derechos humanos.
La flor de los deseos Miel de labios amantes Lengua entre las lenguas Pétalos rugosos Vertiente en la garganta Busco en las comisuras El triángulo infinito Mi lengua su fuego Su lengua el mío Muslo al galope Éxtasis presente Un torbellino al desnudo En la sangre envolvente Se arquea y remece Pliegue en torrente Mis caderas estremecen Con sus pétalos ardientes La beso jadeante Me sostiene envolvente Suya entre los valles Mía entre los montes Cálida entre los totorales Curva que se mece En mí dentro se derrama Bajamos en marea En las rocas enraizadas Arqueadas en las olas Que explotan extasiadas Furia en mí dentro Cala en mis huesos El frío de la mañana Me anido en su vientre Su jadeo hecho llama Inundada de besos Enlazadas en la cama Fuera el murmullo de olas De la mar encabritada Nos saluda arrebatada Y en las sábanas de fuego Nos besamos en locura desatada Con ese amor inmenso Que nos abraza en mar violento Que nos sostiene Hasta el final del tiempo…
Libertà sanguinante dell’ Anima Per i mei compagni sanguinerò la mia vita Recordaba la garra sangrienta de sus pisadas La carne cuajando en la trinchera Las noches de una luna moribunda Inflamando los pechos heridos Per i mei compagni sanguinerò la mia vita Ya no queda agua Sus cabellos revoleados sortean la ira Se yergue robusta ante el viento furioso Pasando el puente de los tormentos No levantará el brazo derecho de la tiranía No llevará águilas en su pecho Su fusil incendiará las paredes Sus cabellos arderán al viento Su mirada de mujer altiva entre los rieles Luchando sobre la vorágine de balas Ráfagas oscuras en la noche Sus cabellos en un desierto de metales Gritos desgarrados revientan los cristales del cielo Un espasmo recorre su piel brava Como trueno tiembla la tierra La metralla ha abrazado su vientre Ruge su corazón fiero La bruma partisana la esconde Apunta sobre la mirilla Lluvia de balas en corazones malheridos Exclama la tierra ante el silencio nebuloso Los soldados de la muerte tras sus pisadas Rauda carrera contra la vida Ni toda la sangre ni toda la rabia Ni bestias fascistas carcomiendo su piel Quebrarían su sangre guerrera Per i mei compagni sanguinerò la mia vita Volteó su cuerpo, mirada de frente Descargando la ira de metal La alambrada y los cielos ardiendo El recuerdo de sus muertos de sal Cayendo sobre su último aliento Perdiéndose en la oscuridad.
Alma Torturada Averno, que calas hondo en la piel No somos sino tus presas Cuervos que anidan en nuestra carne Henos aquí bajo la tierra inmisericorde Alimañas, parásitos en la podredumbre No somos la piel de los anhelos No somos… Abro mis brazos para hallarte Carcome mis entrañas Soy Prometeo ofreciendo mi pecho Soy la hija que no pudieron aniquilar Sobreviviente del exterminio Torturados y amputados de sueños Henos aquí machacando ardores Soy la que habita la mortaja Entre los riscos y la nada silente Traedme los buitres hambrientos Traedme la hoz Cercenadme cada miembro, cada trozo Ya no hay habitáculo de luz en nada Quitadme el peso de siglos La luna ha templado mi armadura trizada Llevadme ante los colosos Ante la jauría hambrienta de dolor Siglos he sido comida de serpientes Traedme la hoz para cercenarme todo respiro Traedme la espada de la liberación Cabalgué en la oscuridad por eternidades El escarnio que he sufrido en mil vidas Los tambores del sacrificio resuenan en mis adentros La sangre brota de mis brazos, piernas, pecho De mis labios que relampaguean de ira Venid a mí los cuervos del escarnio Aquí os espero en esta pila de huesos maltrechos Venid a ver e festín de sangre, de gritos amargos Venid a verme rasgar el alma a girones Vosotros, mis demonios que vuelan de las habitaciones Cada bestial recuerdo del infierno hecho mi morada Mi cárcel, vuestras risas, carcajadas de buitres malolientes Si, reíros de este animal carcomido por la iniquidad Dadme paz, dadme paz Cercenad esta cabeza, que solo guarda ira y amargura De mi vientre salen alimañas ancestrales Dadme la libertad, me inmolaré ante la pila del sacrificio Una y otra vez, quiero ver, quiero ver Como amputáis mis dolores de cuajo Como destruís este cuerpo llagado Quiero volar en un sueño imperecedero Mirando siempre los ojos del verdugo Pero antes, si antes, ver cómo os podrís En vuestra pestilencia Ver cómo os deglute mis cuervos de la ira Ver cómo os caéis uno a uno Mi ira os castigará, y me iré de esta tierra maldita Con los ojos ajados y en brazos de la noche Me iré a las profundidades de Tártaro Y antes que el verdugo de su estocada final Mis cuervos me elevarán con ellos al infinito Me alimentaré de vuestra sangre indolente Aplastaré cada trozo de alma maldita Malditos seáis, hijos de la barbarie Entre vuestras tumbas haré un festín con mis huesos rotos Me alzaré como una súcubo hambrienta Derramaré mi sangre coagulada por doquier Y seré la hija sangrante del cuervo iracundo….
Redes labriegas Sembrando la mar Cultivando en la marea frondosa Te reciben las barcarolas quisqueñas En la caleta de sueños y esperanzas Alimento para obreros y obreras del oleaje Mariscadoras de esfuerzo en brazos del viento Mar bravío, otrora la mar furiosa Como el sol volcado en luna Transmutante, transmarino Marea, la mar en torrente Un mar erguido, boscoso Pescador y pescadora luchando Tirando la red que labra terruños marinos Recogiendo peces que saciarán el hambre Sustento de familias quisqueñas Caleteras que nadan la vida En sus botes remantes Que sortean tormentas y tempestades Buscando el pan marino En brazos de las profundidades Oficio de artesanos brazos pescadores Que luchan contra industriales Que arrasan con miles y centenares Dejándoles rastrojos que quedan Para intentar subsanar la miseria Adolecen de leyes y protecciones Que les abracen en las injusticias Almas labradoras de los mares Manos trabajadoras de lanchas y redes Seres submarinos del buceo en las oquedades Habitantes de El Quisco y sus alrededores Van estos versos de admiración Del sacrificio portadores Del oficio artesano de corazón.
Los Ecos del ansia La sangre mueve tu boca Como lirio escarnecido “El viento y la lluvia me borraron” Diría la argentina desde su lecho La noche bohemia y su oleaje El dolor a cuestas, la pasión silente La mirada, el deseo apremiante La plaza, el ardor, la fogosidad de la carne Me dejas explotar entre rocas El ansia se expande Mi terruño se espesa Soy la hembra que no quiso extinguirse En el ocaso de los diluvios Mi vientre me llenó de lluviosos acordes Que dejara escapar tu lengua Me seduces en la tarde boscosa Te busco en la noche marina Devota ninfa de mis deseos Me buscas a tientas, te esparces Entre la nieve del vientre fecundo Te acercas buscando el deseo Te envuelvo en las algas furiosas Me elevas la piel de locura Tu indómita piel se levanta Abres tu boca manantial de besos Rasgas mi vestidura anhelante Recorres mi geografía hecha tuya Te hago mía en los acordes de la tarde Agoniza el sol en los mares Noche lujuriosa en tus montes y oquedades Gemidos que se baten en mareas De éxtasis en las lenguas amantes Hazme tu vestal, soy tu prisionera Te haré mía, poseída entre mi boca asediante Sé mi presa que devora mi carne Permíteme ser quien beba tu vientre Te cobijaré de lujuria tu noche Me vestirás de jadeos que arden Quémate en la hoguera sexual de ansias Déjate llevar en oleadas deseantes Entrégate al deseo y sus bemoles Que saciarán los gemidos Al morir la tarde.
Los rieles del recuerdo… Te entraba un hambre de correr sin causa conocida, me mirabas con esa risa tan tuya, tan colmada de belleza inaudita, con aquellos hoyuelos que me dejaban sorprendida y un poco a tu merced… recuerdas? Cuando pasábamos por un poste del alumbrado público y me robabas un beso? Y eso que me declaraba más militante que tú, que por mis venas corría sangre de la revolución habanera… que hasta mis entrañas conocían los fervores del Che… Pero sin duda eras tú la más audaz, aunque no mostrabas esa pasión que a mí me encendía al empuñar esa M 16 que el Rucio Caluga nos había regalado en la reunión del Frente en el sur, porque decía que yo era más revoltosa que tú, que parecías una zurdita del barrio alto, pituquita, rojaza y que no parecías a las típicas marimachas que había conocido…eras la más linda del grupo, pero no por eso te amaba tanto, no por eso me enamoré con tanta pasión de tus cabellos crespos azulados… sí, porque nunca imaginé que el golpe nos iba a derribar, pensé que éramos invencibles, que íbamos a cambiar el mundo, que el chicho gobernaría siglos un pueblo victorioso y bello…que te comería a besos la boca junto a los cabros del comando chillanejo…tú y tu cuerpo de rieles desatados, tú y tu respiración entrecortada, tus fuegos en mi cuerpo… y el sonido de los fusiles asesinos de ilusiones…la CNI con la pesadilla a cuestas, nos íbamos a ir a Chiloé, recuerdas? A vivir nuestro amor de ninfas y legendarios sueños… eras mi canción desvelada, mi guerrilla ganada, mi amor, mi compañera apasionada… eras la más calculadora de las dos, siempre pensando en los resguardos de cada acción, que íbamos a ayudar a los cordones industriales, que el compañero presidente necesitaba de todas las manos posibles, y si nos fuéramos de Chile? Dicen que los milicos traicionarán al Chicho… nunca lo creímos, así te levantaste esa mañana, hermosa como siempre, tu piel en la mía, la taza de café, las ruedas de esa bicicleta que no para de sonar en mi mente…los cenetas, la cuca y los milicos..no pude, no pude con las patadas, no pude impedirlo, nos agarraron y lo que recuerdo es tu sonrisa tibia y resuelta, “no te preocupes, flaquita mía”… grité, gritaste y no sé quién ni cuándo me agarraron unas señoras de un negocio, la persiana, unos canastos y otro día con frío… tu olor ya cenizas, dónde estabas, dónde…. Aún siento que hablo contigo, con tus cabellos crespos azulados, con nuestro amor en el viento… Recuerdo mis escondites, los cenetas, el dolor, los gritos y el delirio, las corrientes, el martirio, el recuerdo de tus besos mientras el cabrón me desataba la furia sobre mi piel que era tuya, ni torturadores, ni milicos doblegaron mi lengua sepultada, solo tus besos en la boca amarga, el llanto y tu recuerdo en el alma... no hay día en que no me pregunte dónde te han dejado, qué te han hecho… dónde llorar tu recuerdo, a quién culpar, contra quién gritar este infierno… nos mataron, nos dejaron sin aliento…
Puerto de añoranza En cámara lenta, retrospectiva Un viaje hacia la raíz Viento que me inundas La bahía y mi pecho ardiendo Las venas palpitando en desenfreno Torrente de ayer, me colmas Y te esparces entre mis entrañas Noche bohemia De muchedumbre en éxtasis Catarsis colectiva en arras de vino Al son de melodías combatientes En ardorosas voces juveniles Muchachada guerrera Poesía en escalas noctámbulas Te encuentro en cada esquina Murales y colores que cobijan tus brazos Puerto herido por combates heroicos De la puebla rebelde en versos estoicos Te me acercas con la bruma Con el canto de gaviotas danzantes Me agarras el alma, me encadenas En remembranza de besos La piel en la piel La sangre bullendo a cielo abierto Las caderas y muslos ondinos En cada recoveco pasional Lleno de caricias sedientas Noche que no acaba En gemidos del ayer Furia de jadeos infinitos Mujer enredada en la amante devota Me seduces Cerrando mis ojos sintiéndote pasar Puerto que me envuelves Como ninfa de mares violentos Abrazo de viejas amistades Miro tras mi espalda el destello De mis brazos empuñando pañoletas En juveniles utopías callejeras Y combates briosos contra los sin gloria Cuerpo a cuerpo las piedras justicieras Esquivando balines asesinos La puebla en mis venas En cada escala protectora Las ropas en las ventanas La barriada cómplice en la batalla Y luego las celebraciones De la guerrilla poética En brazos de bohemias interminables Madrugadas en cuerdas de guitarra trovadora Camisas amarantas de la danza inmortal Entonando la internacional En la peña de bares amigos Un gato porteño se pasea en la ventana Entre el canto combatiente Presente De la alegría valiente El amor, las lealtades, el recuerdo latente De pasados años en las mentes Puerto me acaricias Con aromas salobres Yaces detenido en el tiempo Entre el sepia y el rojo amanecer La veo entre las sombras De callejones caóticos Y cacitas insurgentes Mi alma se hunde en suspiros Caminando por tus calles de lunas en mi vientre Llevo encima el traje del recuerdo Belleza en brazos de algas sensuales Que rasgan la piel Respiran en mi torso anhelante Tu recuerdo me enciende En melancólicos acordes Puerto me dueles Alejándome de tus ardores Parto de tus brazos salobres Valparaíso de mis pupilas, sueños y amores.
La venus en el vórtice Éramos pinceles gravitantes En la línea vertical de pliegues Las sombras se entrecruzaban Las gargantas susurrando ardores Los cuerpos que bailando se amaban Los torsos desnudos en la penumbra Tus cabellos en arco furioso Ondeando en aquel esbozo De trazo en trazo El carboncillo de ansias La acuarela de tu vientre La venus en el vórtice Los dedos Los pinceles Los labios El trazo Las líneas se diluyen Coloreando atardeceres Calcando tu sexo en mi lienzo Susurrando un gemido al óleo Un orgasmo en tonalidades al viento Derrame de colores en la sangre En la témpera azul de tu cuerpo Un abanico de grises Entre los muslos y el averno La garganta se esparce Entre mi nieve de invierno Un río que escancia en tu boca El éxtasis explota en las rocas Marea que dibujas en torrente Sobre telas de sangre caliente.
Grito en carne viva Dejad que mi piel arda Como una hilera de huesos quebrados Como una pira fantasmal de inocentes De gargantas desgarradas Dejad que la sangre llene mis ojos Que llene el espacio de hambrientos Que tienen de justicia el apetito De rabia el sabor del pavimento Iré tras ellos en el desierto Persiguiendo la sombra marchita Las pisadas asesinas destructivas La cizaña que crece sin medida La ceguera por los medios transmitida Iré conquistando sequedades Taladrando silencios abismales Mis hijos e hijas de semilla alazana Buscarán la llave encostrada Las verdades por siglos sepultadas Saldrán de la roca y la noche helada Ellos y ellas traerán arreboladas La libertad de cada lágrima quebrada Tierra herida yo te nombraré mi amada Mi señora entre mi sangre y mi espada Mis uñas en el fango atiborradas De ira alimentándose a paso quedo Yo liberaré el gemido ronco De nuestras moradas robadas Sangre por sangre derramada Al imperio su fama arrebatada Los pueblos alzarán sus garras Por liberarse del yugo tirano Del lamesuelos quebrantador de huesos milenarios Destructor de ancestros y culturas legendarias Me levantaré contra los hijos de se hegemonía Y sembraré en cada alma la rebeldía Me pondré en mi piel la Palestina Para alzar mil voces contra la tiranía Y despertar de la letanía A mí venid con sus brazos libertarios Para luchar con la garra viva Para sembrar paz en la tierra herida.
Plaza de la añoranza A Ximena Rivera Recuerdas nuestras conversaciones playanchinas? Con un cigarrito y un poema a medio escribir El olor de las olas rompiendo Los barquitos que parecían de papel Las lecturas con tu lupa en el bar Largas caminatas por calle Clave El pucho prendido a la estatua en la Echaurren Su vinito pa ahogar la pena del alma negra Recuerdas? El vacío en el pecho y los buques Schopenhauer y nuestro canto salobre La nada y el abrazo cómplice Nuestros versos hechos a medias Y volvíamos a la plaza de los loros Me contaste de tus talleres en el sanatorio Un poema pa los locos, quién está cuerdo realmente La poesía es la que sana la mente Y filosofar del nudo en la garganta De la soledad y los cafés cargados Recuerdas? Yo recuerdo la tarde oscura Cuando sentí en viento frío en los huesos Me senté en nuestra banca cómplice de lágrimas amigas Te despedí con las barcarolas de antaño Con mis confesiones sáficas que abrazaste Bebí por ti y por nuestro Schopenhauer Poeta de la lupa y el dolor Amiga amada por mi alma errante Filósofa de mis puestas de sol
Un Borgoña en Septiembre No te encontré en las pisadas del bar que siempre frecuentábamos, un nudo en el pecho, tan hondo como el acantilado de Playa Ancha. Me bebí lentamente el borgoña de siempre, dejándote un vaso por si aparecías, con esa picardía tan tuya, habitándome con tus canciones poéticas, intentado un verso, en el humo de nuestros cigarros trasnochados. Estaba entonando nuestro himno estudiantil, cuando sentí el soplido en mi oído, el flaco Feña, que se sentó en la mesa. - Nos jodieron la vida, pajarita, sigamos verseando, sigamos cantando, ¿puedo tomarme este vasito? Está rica la tarde, vamos a bajar con los cabros a la piedra, ¿vení’? - Es su vaso, pero no creo que se enoje, ¿cierto?, ya, deja tomarme el jarrito, acompáñame. - Mira, ahí viene la Kika y la Mari, les voy a decir que se vengan a la mesa. En eso, divisé a las chiquillas, que venían llenas de fotocopias, teníamos examen la otra semana, y en estas fechas ninguno puede concentrarse… es como si hubiese sido ayer. - ¿Siempre en la misma mesa, Tere? No te hace bien, a ninguno le hace bien – dijo Kika, mirando la jarra que ya estaba a la mitad. - Deja, yo creo que es necesario, no olvidar, jamás. Además hay que seguir, pero sin hacerse la lesa con lo que te duele – dijo Mariela, sentándose y pidiendo dos vasos más. Comenzamos a conversar de ese tiempo, de cuando estábamos todos, de cuándo escuchábamos cantar a la Elsa y quedábamos absortos con su dulzura. Estaba por oscurecer cuando salimos del bar y nos juntamos con el resto del grupete, como le decía la Elsi…compramos las reservas y bajamos a la playa. El Roque hacía sus mímicas, figurando personajillos de la junta, reíamos sin parar, yo no podía sacarme esa sensación de la piel, y me alejé del grupo, me senté a fumar un cigarrillo y Mariela llegó a mi lado. - Yo también la extraño, la veo en las olas, ¿Sabes? Sus ojos de noche oscura, y te juro que no logro dormir bien después de ese día. Tere, ¿No tienes miedo? No puedo ni caminar tranquila. - Ellos quieren que tengamos miedo, Mari, no tengo miedo, por algo somos del Peda del puerto pue’ – reímos – es como si me hubieran arrancao’ algo de adentro, Mari, como si me hubiese ido en las olas con ella… si, yo creo que está ahí, en algún rincón de la mar. - Nunca debimos dejarla venir a la toma, nunca debimos dejarla en la barricá, Tere - Ya, ya, ven pa’acá, no llorí’, pucha, no traje el casette de los Quila, parece que se me rayó Volvimos al grupo y estaban cantando al Charly, para no despertar a los galgos, que estarían por ahí, en la mar, esperando alguna presa desprevenida. El Vito nos sirvió el preciado elixir, sentí el fuego invadirme dentro, bajito, bien bajito, entonamos el canto libre, desde el alma, nos abrazamos, sentíamos ese lamento colectivo, ella no estaba, los galgos del averno abrieron sus fauces en esa tarde de primavera gris, el crujido de las olas fue haberla sentido, con su risa dulce, sus cabellos de algas… se vino el grito en nuestros oídos, la cuca, le dijimos que corriera y no lo hizo, aunque nos lanzamos a tratar de agarrarla se la llevaron, sentía sus dedos soltarse a cada segundo, los brazos del Feña tirándome para correr, me di vuelta, sus ojos, sus ojitos de negras rocas …. Roque gritó en medio de la nada, cada uno estaba en su propio duelo, desgarraba la carne toda… Vito lo trató de abrazar y zafó bruscamente para meterse al agua, la sal intentaría lavarle las heridas abiertas como riscos… - Elsa…. Corrí hacia el abrazo de la mar, buscándola dentro de sus alas salinas, recordando la voz de nimbos estelares, surcando el velo del silencio, sintiendo sus caricias eternas, susurrándome los latidos del viento, en cada torrente que salía de su piel tersa de cánticos ondinos. Sentí su abrazo de raíces marinas, dándome quietud en las profundidades oceánicas, la bruma me decía su adiós infinito, que guardaba dentro del alma. Hicimos una fogata, sentíamos el frío de la noche rugiente, en un silencio sacro, nos abrazamos, uno a uno fue cantado en susurro los versos prohibidos, el gran vaso iba de mano en mano, como en un rito ancestral, susurrando el manifiesto del cantor, que también habíanle apagado su voz. Mirábamos el fuego extinguirse, al tiempo que nos alistamos para partir. - Una noche más de la primavera gris que se la llevó, una noche que seguimos con la promesa eterna de seguir, a seguir, por ella, por mí, por ustedes, por nosotras y nosotros, por su risa, porque no olvidamos, porque sigue aquí y yo les juro que seguiré luchando por ella, buscándola en cada rincón del viento - Por la Elsa y la revolución compañeros y compañeras - Por la Elsa, que era la más valiente y combatiente - Por ella, estás con nosotros, así que acabemos el borgoñita cabros, pucha, me hiciste llorar pos Tere - Sí, acabemos el borgoñita de la Elsi Terminamos esos últimos sorbos, al irse el fuego, que quedó grabado en el interior de nuestras historias. La yuta pasó sin vernos y los cenetas cazaban entre los cerros, había que eludir el toque de queda, uno a uno se abriría paso en la penumbra arenosa playanchina. Salvamos… suspiré nuevamente y aparecieron en mí tus ojitos de noche sin fin… Otro septiembre sin ti, con la verdad de tu nombre en cada roca, con la fuerza para seguir tu huella eterna en cada calle, en cada orilla de las laderas de este puerto imborrable. Atena Rodó