Antología

ANTOLOGÍA A 50 AÑOS DE…

ATENA RODÓ

BIOGRAFÍA

Atena Rodó

Escritora porteña, poeta, narradora, académica y ensayista. Profesora de Castellano. Gestora Cultural y activista lesbo-feminista, militante del Partido Comunista de Chile, Presidenta de la Comisión Chilena de Derechos Humanos sede Litoral. 

Publicaciones:

.	Del amor y Del Silencio. Poemas, Valparaíso: Ed. La Cáfila, 2000.  
.	Contrapunto de Labios. Narrativa, Valparaíso: Ed. Puerto Alegre, 2009.  
.	Tribadas. Narrativa, Valparaíso: Ed. Emergencia Narrativa, 2014.  
.	Los Lados del Delirio, Santiago: Ed. Segismundo, 2021.  

Ha sido antologada en variadas revistas, ejemplo: Revista Literaria Letras en Género, de la Biblioteca de Santiago: “ENCUENTROS” Selección de artículos, Experiencias y talleres del Encuentro Letras en Género 2013 – 2015.

Además de su trabajo literario, ha sido invitada a diferentes eventos literarios y Congresos Académicos, tanto dentro del país como en el extranjero (Encuentro Nacional de Mujeres, Entre Ríos, Argentina, 2010)

Docente del taller Para Mujeres y Disidencias DISSOLVO, del Centro Cultural San Antonio, impartido el año 2022 en la Biblioteca Pública Vicente Huidobro, de la Ilustre  Municipalidad de San Antonio, además de impartir diversos talleres, tanto de feminismo, autocuidado, prevención de violencia de género, oratoria y literatura, en diferentes centros culturales y sociales, labor que realiza como activista en colectivos feministas, artísticos y de derechos humanos.

El trabajo de Atena versa sobre el erotismo lésbico, la memoria y los derechos humanos, además de análisis de la coyuntura política de los tiempos actuales en un marco antineoliberal.

En sus escritos acerca de escritura lésbica, indaga en la pulsión lesbo-erótica, adentrándose en el corpus lésbico de escritoras disidentes que han tomado esta vertiente, como es el caso de Safo.

Su escritura no sigue las normas convencionales de la erótica en sus poemas y relatos, desafiando a la heteronormatividad, al poder hegemónico y al orden establecido, con un lenguaje estético-político, reivindicativo, literario y beligerante. 

La poética de sus textos viajan desde un eros que articula el cuerpo como territorio de lucha y la memoria, como signo político deconstructivo. 

El acervo literario de sus ensayos académicos se desarrolla desde la crítica feminista y la historiografía de las luchas de las mujeres, además de la reivindicación de la memoria histórico- política de Chile y Latinoamérica, mediante las causas de violaciones a los derechos humanos.

La flor de los deseos

Miel de labios amantes
Lengua entre las lenguas
Pétalos rugosos  
Vertiente en la garganta
Busco en las comisuras
El triángulo infinito
Mi lengua su fuego
Su lengua el mío
Muslo al galope
Éxtasis presente 
Un torbellino al desnudo
En la sangre envolvente
Se arquea y remece
Pliegue en torrente
Mis caderas estremecen
Con sus pétalos ardientes
La beso jadeante
Me sostiene envolvente
Suya entre los valles
Mía entre los montes
Cálida entre los totorales
Curva que se mece
En mí dentro  se derrama
Bajamos en marea
En las rocas enraizadas
Arqueadas en las olas
Que explotan extasiadas
Furia en mí dentro
Cala en mis huesos
El frío de la mañana
Me anido en su vientre
Su jadeo hecho llama
Inundada de besos
Enlazadas en la cama
Fuera el murmullo de olas
De la mar encabritada
Nos saluda arrebatada
Y en las sábanas de fuego
Nos besamos en locura desatada
Con ese amor inmenso
Que nos abraza en mar violento
Que nos sostiene 
Hasta el final del tiempo…




Libertà sanguinante dell’ Anima 

Per i mei compagni sanguinerò la mia vita
Recordaba la garra sangrienta de sus pisadas
La carne cuajando en la trinchera
Las noches de una luna moribunda
Inflamando los pechos heridos
Per i mei compagni sanguinerò la mia vita
Ya no queda agua
Sus cabellos revoleados sortean la ira
Se yergue robusta ante el viento furioso
Pasando el puente de los tormentos
No levantará el brazo derecho de la tiranía
No llevará águilas en su pecho
Su fusil incendiará las paredes
Sus cabellos arderán al viento 
Su mirada de mujer altiva entre los rieles
Luchando sobre la vorágine de balas
Ráfagas oscuras en la noche
Sus cabellos en un desierto de metales
Gritos desgarrados revientan los cristales del cielo
Un espasmo recorre su piel brava
Como trueno tiembla la tierra
La metralla ha abrazado su vientre
 
Ruge su corazón fiero
La bruma partisana la esconde
Apunta sobre la mirilla
Lluvia de balas en corazones malheridos
Exclama la tierra ante el silencio nebuloso
Los soldados de la muerte tras sus pisadas
Rauda carrera contra la vida
Ni toda la sangre ni toda la rabia
Ni bestias fascistas carcomiendo su piel
Quebrarían su sangre guerrera
Per i mei compagni sanguinerò la mia vita
Volteó su cuerpo, mirada de frente
Descargando la ira de metal
La alambrada y los cielos ardiendo
El recuerdo de sus muertos de sal
Cayendo sobre su último aliento
Perdiéndose en la oscuridad.


Alma Torturada
Averno, que calas hondo en la piel
No somos sino tus presas
Cuervos que anidan en nuestra carne
Henos aquí bajo la tierra inmisericorde
Alimañas, parásitos en la podredumbre
No somos la piel de los anhelos
No somos…
Abro mis brazos para hallarte
Carcome mis entrañas
Soy Prometeo ofreciendo mi pecho
Soy la hija que no pudieron aniquilar
Sobreviviente del exterminio
Torturados y amputados de sueños
Henos aquí machacando ardores
Soy la que habita la mortaja
Entre los riscos y la nada silente
Traedme los buitres hambrientos
Traedme la hoz
Cercenadme cada miembro, cada trozo
Ya no hay habitáculo de luz en nada
Quitadme el peso de siglos
La luna ha templado mi armadura trizada
Llevadme ante los colosos
Ante la jauría hambrienta de dolor
Siglos he sido comida de serpientes
Traedme la hoz para cercenarme todo respiro
Traedme la espada de la liberación
Cabalgué en la oscuridad por eternidades
El escarnio que he sufrido en mil vidas
Los tambores del sacrificio resuenan en mis adentros
La sangre brota de mis brazos, piernas, pecho
De mis labios que relampaguean de ira
Venid a mí los cuervos del escarnio
Aquí os espero en esta pila de huesos maltrechos
Venid a ver e festín de sangre, de gritos amargos
Venid a verme rasgar el alma a girones
Vosotros, mis demonios que vuelan de las habitaciones
Cada bestial recuerdo del infierno hecho mi morada
Mi cárcel, vuestras risas, carcajadas de buitres malolientes
Si, reíros de este animal carcomido por la iniquidad
Dadme paz, dadme paz
Cercenad esta cabeza, que solo guarda ira y amargura
De mi vientre salen alimañas ancestrales
Dadme la libertad, me inmolaré ante la pila del sacrificio
Una y otra vez, quiero ver, quiero ver 
Como amputáis mis dolores de cuajo
Como destruís este cuerpo llagado
Quiero volar en un sueño imperecedero
Mirando siempre los ojos del verdugo
Pero antes, si antes, ver cómo os podrís 
En vuestra pestilencia
Ver cómo os deglute mis cuervos de la ira
Ver cómo os caéis uno a uno
Mi ira os castigará, y me iré de esta tierra maldita
Con los ojos ajados y en brazos de la noche
Me iré a las profundidades de Tártaro
Y antes que el verdugo de su estocada final
Mis cuervos me elevarán con ellos al infinito
Me alimentaré de vuestra sangre indolente
Aplastaré cada trozo de alma maldita
Malditos seáis, hijos de la barbarie
Entre vuestras tumbas haré un festín con mis huesos rotos
Me alzaré como una súcubo hambrienta 
Derramaré mi sangre coagulada por doquier
Y seré la hija sangrante del cuervo iracundo….






Redes labriegas
		
Sembrando la mar 
Cultivando en la marea frondosa
Te reciben las barcarolas quisqueñas
En la caleta de sueños y esperanzas
Alimento para obreros y obreras del oleaje
Mariscadoras de esfuerzo en brazos del viento
Mar bravío, otrora la mar furiosa
Como el sol volcado en luna
Transmutante, transmarino
Marea, la mar en torrente
Un mar erguido, boscoso
Pescador y pescadora luchando
Tirando la red que labra terruños marinos
Recogiendo peces que saciarán el hambre
Sustento de familias quisqueñas
Caleteras que nadan la vida
En sus botes remantes
Que sortean tormentas y tempestades
Buscando el pan marino
En brazos de las profundidades
Oficio de artesanos brazos pescadores

Que luchan contra industriales
Que arrasan con miles y centenares
Dejándoles rastrojos que quedan
Para intentar subsanar la miseria
Adolecen de leyes y protecciones
Que les abracen en las injusticias
Almas labradoras de los mares
Manos trabajadoras de lanchas y redes
Seres submarinos del buceo en las oquedades
Habitantes de El Quisco y sus alrededores
Van estos versos de admiración
Del sacrificio portadores
Del oficio artesano de corazón.




Los Ecos del ansia  
La sangre mueve tu boca
Como lirio escarnecido
“El viento y la lluvia me borraron”
Diría la argentina desde su lecho
La noche bohemia y su oleaje
El dolor a cuestas, la pasión silente
La mirada, el deseo apremiante
La plaza, el ardor, la fogosidad de la carne
Me dejas explotar entre rocas
El ansia se expande
Mi terruño se espesa
Soy la hembra que no quiso extinguirse
En el ocaso de los diluvios
Mi vientre me llenó de lluviosos acordes
Que dejara escapar tu lengua
Me seduces en la tarde boscosa
Te busco en la noche marina
Devota ninfa de mis deseos
Me buscas a tientas, te esparces
Entre la nieve del vientre fecundo
Te acercas buscando el deseo
Te envuelvo en las algas furiosas
Me elevas la piel de locura
Tu indómita piel se levanta
Abres tu boca manantial de besos
Rasgas mi vestidura anhelante
Recorres mi geografía hecha tuya
Te hago mía en los acordes de la tarde
Agoniza el sol en los mares
Noche lujuriosa en tus montes y oquedades
Gemidos que se baten en mareas
De éxtasis en las lenguas amantes
Hazme tu vestal, soy tu prisionera
Te haré mía, poseída entre mi boca asediante
Sé mi presa que devora mi carne
Permíteme ser quien beba tu vientre
Te cobijaré de lujuria tu noche
Me vestirás de jadeos que arden
Quémate en la hoguera sexual de ansias
Déjate llevar en oleadas deseantes
Entrégate al deseo y sus bemoles
Que saciarán los gemidos
Al morir la tarde.
Los rieles del recuerdo…
			

Te entraba un hambre de correr sin causa conocida, me mirabas con esa risa tan tuya, tan colmada de belleza inaudita, con aquellos hoyuelos que me dejaban sorprendida y un poco a tu merced… recuerdas? Cuando pasábamos por un poste del alumbrado público y me robabas un beso? Y eso que me declaraba más militante que tú, que por mis venas corría sangre de la revolución habanera… que hasta mis entrañas conocían los fervores del Che… Pero sin duda eras tú la más audaz, aunque no mostrabas esa pasión que a mí me encendía al empuñar esa M 16 que el Rucio Caluga nos había regalado en la reunión del Frente en el sur, porque decía que yo era más revoltosa que tú, que parecías una zurdita del barrio alto, pituquita, rojaza y que no parecías a las típicas marimachas que había conocido…eras la más linda del grupo, pero no por eso te amaba tanto, no por eso me enamoré con tanta pasión de tus cabellos crespos azulados… sí, porque nunca imaginé que el golpe nos iba a derribar, pensé que éramos invencibles, que íbamos a cambiar el mundo, que el chicho gobernaría siglos un pueblo victorioso y bello…que te comería a besos la boca junto a los cabros del comando chillanejo…tú y tu cuerpo de rieles desatados, tú y tu respiración entrecortada, tus fuegos en mi cuerpo… y el sonido de los fusiles asesinos de ilusiones…la CNI con la pesadilla a cuestas, nos íbamos a ir a Chiloé, recuerdas? A vivir nuestro amor de ninfas y legendarios sueños… eras mi canción desvelada, mi guerrilla ganada, mi amor, mi compañera apasionada… eras la más calculadora de las dos, siempre pensando en los resguardos de cada acción, que íbamos a ayudar a los cordones industriales, que el compañero presidente necesitaba de todas las manos posibles, y si nos fuéramos de Chile? Dicen que los milicos traicionarán al Chicho… nunca lo creímos, así te levantaste esa mañana, hermosa como siempre, tu piel en la mía, la taza de café, las ruedas de esa bicicleta que no para de sonar en mi mente…los cenetas, la cuca y los milicos..no pude, no pude con las patadas, no pude impedirlo, nos agarraron y lo que recuerdo es tu sonrisa tibia y resuelta, “no te preocupes, flaquita mía”… grité, gritaste y no sé quién ni cuándo me agarraron unas señoras de un negocio, la persiana, unos canastos y otro día con frío… tu olor ya cenizas, dónde estabas, dónde…. Aún siento que hablo contigo, con tus cabellos crespos azulados, con nuestro amor en el viento… Recuerdo mis escondites, los cenetas, el dolor, los gritos y el delirio, las corrientes, el martirio, el recuerdo de tus besos mientras el cabrón me desataba la furia sobre mi piel que era tuya, ni torturadores, ni milicos doblegaron mi lengua sepultada, solo tus besos en la boca amarga, el llanto y tu recuerdo en el alma... no hay día en que no me pregunte dónde te han dejado, qué te han hecho… dónde llorar tu recuerdo, a quién culpar,  contra quién gritar este infierno… nos mataron, nos dejaron sin aliento…

Puerto de añoranza

En cámara lenta, retrospectiva
Un viaje hacia la raíz
Viento que me inundas
La bahía y mi pecho ardiendo
Las venas palpitando en desenfreno
Torrente de ayer, me colmas
Y te esparces entre mis entrañas
Noche bohemia
De muchedumbre en éxtasis
Catarsis colectiva en arras de vino
Al son de melodías combatientes
En ardorosas voces juveniles
Muchachada guerrera
Poesía en escalas noctámbulas
Te encuentro en cada esquina
Murales y colores que cobijan tus brazos
Puerto herido por combates heroicos
De la puebla rebelde en versos estoicos
Te me acercas con la bruma
Con el canto de gaviotas danzantes
Me agarras el alma, me encadenas
En remembranza de besos
La piel en la piel
La sangre bullendo a cielo abierto
Las caderas y muslos ondinos
En cada recoveco pasional
Lleno de caricias sedientas
Noche que no acaba
En gemidos del ayer
Furia de jadeos infinitos
Mujer enredada en la amante devota
Me seduces
Cerrando mis ojos sintiéndote pasar
Puerto que me envuelves
Como ninfa de mares violentos
Abrazo de viejas amistades
Miro tras mi espalda el destello
De mis brazos empuñando pañoletas
En juveniles utopías callejeras
Y combates briosos contra los sin gloria
Cuerpo a cuerpo las piedras justicieras
Esquivando balines asesinos
La puebla en mis venas
En cada escala protectora
Las ropas en las ventanas
La barriada cómplice en la batalla
Y luego las celebraciones
De la guerrilla poética
En brazos de bohemias interminables
Madrugadas en cuerdas de guitarra trovadora
Camisas amarantas de la danza inmortal
Entonando la internacional
En la peña de bares amigos
Un gato porteño se pasea en la ventana
Entre el canto combatiente
Presente 
De la alegría valiente
El amor, las lealtades, el recuerdo latente
De pasados años en las mentes
Puerto me acaricias
Con aromas salobres
Yaces detenido en el tiempo
Entre el sepia y el rojo amanecer
La veo entre las sombras
De callejones caóticos
Y cacitas insurgentes
Mi alma se hunde en suspiros
Caminando por tus calles de lunas en mi vientre
Llevo encima el traje del recuerdo
Belleza en brazos de algas sensuales
Que rasgan la piel
Respiran en mi torso anhelante
Tu recuerdo me enciende
En melancólicos acordes
Puerto me dueles
Alejándome de tus ardores
Parto de tus brazos salobres
Valparaíso de mis pupilas, sueños y amores.






La venus en el vórtice

Éramos pinceles gravitantes
En la línea vertical de pliegues
Las sombras se entrecruzaban
Las gargantas susurrando ardores
Los cuerpos que bailando se amaban
Los torsos desnudos en la penumbra
Tus cabellos en arco furioso
Ondeando en aquel esbozo
De trazo en trazo
El carboncillo de ansias 
La acuarela de tu vientre
La venus en el vórtice
Los dedos 
Los pinceles
Los labios
El trazo
Las líneas se diluyen
Coloreando atardeceres
Calcando tu sexo en mi lienzo
Susurrando un gemido al óleo
Un orgasmo en tonalidades al viento
Derrame de colores en la sangre
En la témpera azul  de tu cuerpo
Un abanico de grises
Entre los muslos y el averno
La garganta se esparce
Entre mi nieve de invierno
Un río que escancia en tu boca
El éxtasis explota en las rocas
Marea  que dibujas  en torrente
Sobre telas de sangre caliente.


Grito en carne viva

Dejad que mi piel arda
Como una hilera de huesos quebrados 
Como una pira fantasmal de inocentes 
De gargantas desgarradas
Dejad que la sangre llene mis ojos
Que llene el espacio de hambrientos
Que tienen de justicia el apetito 
De rabia el sabor del pavimento
Iré tras ellos en el desierto
Persiguiendo la sombra marchita
Las pisadas asesinas destructivas
La cizaña que crece sin medida 
La ceguera por los medios transmitida 
Iré conquistando sequedades
Taladrando silencios abismales
Mis hijos e hijas de semilla alazana 
Buscarán la llave encostrada 
Las verdades por siglos sepultadas
Saldrán de la roca y la noche helada
Ellos y ellas traerán arreboladas 
La libertad de cada lágrima quebrada 
Tierra herida yo te nombraré mi amada 
Mi señora entre mi sangre y mi espada
Mis uñas en el fango atiborradas
De ira alimentándose a paso quedo
Yo liberaré el gemido ronco
De nuestras moradas robadas
Sangre por sangre derramada
Al imperio su fama arrebatada 
Los pueblos alzarán sus garras
Por liberarse del yugo tirano 
Del lamesuelos quebrantador de huesos milenarios
Destructor de ancestros y culturas legendarias
Me levantaré contra los hijos de se hegemonía 
Y sembraré en cada alma la rebeldía 
Me pondré en mi piel la Palestina
Para alzar mil voces contra la tiranía 
Y despertar de la letanía 
A mí venid con sus brazos libertarios
Para luchar con la garra viva
Para sembrar paz en la tierra herida. 






Plaza de la añoranza
			A Ximena Rivera
Recuerdas nuestras conversaciones playanchinas?
Con un cigarrito y un poema a medio escribir
El olor de las olas rompiendo
Los barquitos que parecían de papel
Las lecturas con tu lupa en el bar
Largas caminatas por calle Clave
El pucho prendido a la estatua en la Echaurren
Su vinito pa ahogar la pena del alma negra
Recuerdas?
El vacío en el pecho y los buques
Schopenhauer y nuestro canto salobre
La nada y el abrazo cómplice
Nuestros versos hechos a medias
Y volvíamos a la plaza de los loros
Me contaste de tus talleres en el sanatorio
Un poema pa los locos, quién está cuerdo realmente
La poesía es la que sana la mente
Y filosofar del nudo en la garganta
De la soledad y los cafés cargados
Recuerdas?


Yo recuerdo la tarde oscura
Cuando sentí en viento frío en los huesos
Me senté en nuestra banca cómplice de  lágrimas amigas
Te despedí con las barcarolas de antaño
Con mis confesiones sáficas que abrazaste
Bebí por ti y por nuestro Schopenhauer
Poeta de la lupa y el dolor
Amiga amada por mi alma errante
Filósofa de mis puestas de sol



Un Borgoña en Septiembre

No te encontré en las pisadas del bar que siempre frecuentábamos, un nudo en el pecho, tan hondo como el acantilado de Playa Ancha.
Me bebí lentamente el borgoña de siempre, dejándote un vaso por si aparecías, con esa picardía tan tuya, habitándome con tus canciones poéticas, intentado un verso, en el humo de nuestros cigarros trasnochados.
Estaba entonando nuestro himno estudiantil, cuando sentí el soplido en mi oído, el flaco Feña, que se sentó en la mesa.
-	Nos jodieron la vida, pajarita, sigamos verseando, sigamos cantando, ¿puedo tomarme este vasito? Está rica la tarde, vamos a bajar con los cabros a la piedra, ¿vení’?
-	Es su vaso, pero no creo que se enoje, ¿cierto?, ya, deja tomarme el jarrito, acompáñame.
-	Mira, ahí viene la Kika y la Mari, les voy a decir que se vengan a la mesa.
En eso, divisé a las chiquillas, que venían llenas de fotocopias, teníamos examen la otra semana, y en estas fechas ninguno puede concentrarse… es como si hubiese sido ayer.
-	¿Siempre en la misma mesa, Tere? No te hace bien, a ninguno le hace bien – dijo Kika, mirando la jarra que ya estaba a la mitad.
-	Deja, yo creo que es necesario, no olvidar, jamás. Además hay que seguir, pero sin hacerse la lesa con lo que te duele – dijo Mariela, sentándose y pidiendo dos vasos más.
Comenzamos a conversar de ese tiempo, de cuando estábamos todos, de cuándo escuchábamos cantar a la Elsa y quedábamos absortos con su dulzura.
Estaba por oscurecer cuando salimos del bar y nos juntamos con el resto del grupete, como le decía la Elsi…compramos las reservas y bajamos a la playa.
El Roque hacía sus mímicas, figurando personajillos de la junta, reíamos sin parar, yo no podía sacarme esa sensación de la piel, y me alejé del grupo, me senté a fumar un cigarrillo y Mariela llegó a mi lado.
-	Yo también la extraño, la veo en las olas, ¿Sabes? Sus ojos de noche oscura, y te juro que no logro dormir bien después de ese día. Tere, ¿No tienes miedo? No puedo ni caminar tranquila.
-	Ellos quieren que tengamos miedo, Mari, no tengo miedo, por algo somos del Peda del puerto pue’ – reímos – es como si me hubieran arrancao’ algo de adentro, Mari, como si me hubiese ido en las olas con ella… si, yo creo que está ahí, en algún rincón de la mar.
-	Nunca debimos dejarla venir a la toma, nunca debimos dejarla en la barricá, Tere
-	Ya, ya, ven pa’acá, no llorí’, pucha, no traje el casette de los Quila, parece que se me rayó
Volvimos al grupo y estaban cantando al Charly, para no despertar a los galgos, que estarían por ahí, en la mar, esperando alguna presa desprevenida. 
El Vito nos sirvió el preciado elixir, sentí el fuego invadirme dentro, bajito, bien bajito, entonamos el canto libre, desde el alma, nos abrazamos, sentíamos ese lamento colectivo, ella no estaba, los galgos del averno abrieron sus fauces en esa tarde de primavera gris, el crujido de las olas fue haberla sentido, con su risa dulce, sus cabellos de algas… se vino el grito en nuestros oídos, la cuca, le dijimos que corriera y no lo hizo, aunque nos lanzamos a tratar de agarrarla se la llevaron, sentía sus dedos soltarse a cada segundo, los brazos del Feña tirándome para correr, me di vuelta, sus ojos, sus ojitos de negras rocas ….
Roque gritó en medio de la nada, cada uno estaba en su propio duelo, desgarraba la carne toda… Vito lo trató de abrazar y zafó bruscamente para meterse al agua, la sal intentaría lavarle las heridas abiertas como riscos…
-	Elsa…. 
Corrí hacia el abrazo de la mar, buscándola dentro de sus alas salinas, recordando la voz de nimbos estelares, surcando el velo del silencio, sintiendo sus caricias eternas, susurrándome los latidos del viento, en cada torrente que salía de su piel tersa de cánticos ondinos.
Sentí su abrazo de raíces marinas, dándome quietud en las profundidades oceánicas, la bruma me decía su adiós infinito, que guardaba dentro del alma.
Hicimos una fogata, sentíamos el frío de la noche rugiente, en un silencio sacro, nos abrazamos, uno a uno fue cantado en susurro los versos prohibidos, el gran vaso iba de mano en mano, como en un rito ancestral, susurrando el manifiesto del cantor, que también habíanle apagado su voz.
Mirábamos el fuego extinguirse, al tiempo que nos alistamos para partir. 
-	Una noche más de la primavera gris que se la llevó, una noche que seguimos con la promesa eterna de seguir, a seguir, por ella, por mí, por ustedes, por nosotras y nosotros, por su risa, porque no olvidamos, porque sigue aquí y yo les juro que seguiré luchando por ella, buscándola en cada rincón del viento
-	Por la Elsa y la revolución compañeros y compañeras
-	Por la Elsa, que era la más valiente y combatiente
-	Por ella, estás con nosotros, así que acabemos el borgoñita cabros, pucha, me hiciste llorar pos Tere
-	Sí, acabemos el borgoñita de la Elsi
Terminamos esos últimos sorbos, al irse el fuego, que quedó grabado en el interior de nuestras historias.
La yuta pasó sin vernos y los cenetas cazaban entre los cerros, había que eludir el toque de queda, uno a uno se abriría paso en la penumbra arenosa playanchina.
Salvamos… suspiré nuevamente y aparecieron en mí tus ojitos de noche sin fin…
Otro septiembre sin ti, con la verdad de tu nombre en cada roca, con la fuerza para seguir tu huella eterna en cada calle, en cada orilla de las laderas de este puerto imborrable.
Atena Rodó

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