Antología

ANTOLOGÍA 50 MUJERES A 50 AÑOS DE…

LILIA HERNÁNDEZ VERGARA

Ha participado en Antologías: Antología Concurso Literario Fernando Santiván (2021) Valdivia.
Antología de Escritores del Choapa (2019) Illapel. Antología La Otra Costilla (2019) San Bernardo.
Palabras en la Niebla (2016) Madrid: Editorial 

Verbum. Cosmocápsula Ebooks (2016) Colombia: 
Revista de Ciencia Ficción. Narrativa en el Café (2014) Coquimbo: Galpón Cultural Universidad Católica del Norte. Plata de Luna (2011) Puerto San Julián: Agrupación Literaria Unicornio.


V- Encuentro Internacional comunitario de Escritores (2009) San Juan: Subsecretaría de Cultura. Antología ParqueMapocho (2008) Santiago: Mago Editores. Nueva Literatura Argentina 2006, Buenos Aires: Editorial De Los Cuatro Vientos. Entre otras.
Primer Lugar en 23° Premio Municipal de Literatura de San Bernardo - Género Cuento
2016

BIOGRAFÍA

Lilia Hernández Vergara (Santiago, 1971) Licenciada en Educación y Profesora de Castellano en Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. 
PUBLICACIONES: 
Hijas de la angustia Ediciones Kultrún, Valdivia, 2023. [Premio Municipal de Literatura de San Bernardo. Novela Inédita 2019]

Entre rieles, Barcelona, Caligrama de Grupo Editorial Penguin Random House, 2018.
Las doce agujas del reloj, Santiago: Autoedición, 2016. (Primer Lugar en 23° Premio Municipal de Literatura de San Bernardo, Género Cuento)


Kathartes. 
El cóndor que soñó con encontrarse a sí mismo, Santiago: Editorial Forja, 2012. [Fábula Declarado de interés en educación]. 
Ficciones detrás del espejo, 2011 [Primer Lugar en Premio Fondo Editorial Manuel Concha, cuento, La Serena]. Difusión en Ebooks Patagonia y en Biblioteca Pública Digital de Chile.

La Carta Póstuma: Ensayo sobre las voces chilenas del suicidio, Buenos Aires: Editorial Dunken, 2008. [Distinción de Sociedad Argentina De Escritores de San Juan]. 





FRAGMENTO DE NOVELA: HIJAS DE LA ANGUSTIA

“Pese a los cortes de luz, noches tras noches yo había sido testigo de camionetas que transitaban con personas atadas, ojos vendados, tanques militares, milicos de cara pintada, con metralletas. Se paseaban por las poblaciones, inventando cualquier indicio que vinculara a los pobladores con acciones “terroristas”. Esto se hacía llamar “aseo general” desde el régimen. También se veían vehículos particulares desde los cuales bajaban civiles para apresar a las personas. A pesar de la milicia volaban panfletos en las calles, explicando qué hacer en caso de allanamiento e invitaban a la gente a defender sus derechos ciudadanos y a no dejarse atemorizar, pues en eso consistía la dictadura: en un permanente plan aterrador que preservara la ignorancia. […] p.9

Datos del libro:
Título: Hijas de la angustia
ISBN 978-956-344-168-0
Autora: Lilia Hernández Vergara
Editorial: Ediciones Kultrún
Publicado: 31-03-2023
Tamaño: 17x24 cm
Imagen de portada: óleo “Transición” de Lilia Hernández (RPI 2023-A-2679)

FRAGMENTO NOVELA: HIJAS DE LA ANGUSTIA

Me di vuelta y lo miré penosamente. Todavía estaba mareada por los calmantes y la droga. 
Volví a la mediagua y el Chancleta me esperaba. Me abrazó, como un niño. Su llanto parecía risa, no sabía llorar ni reír. ¿Todo en él era indefinido? ¿Me pedía perdón? No tenía idea del embarazo ni menos de la pérdida. Yo también me disculpé. Quizá no debí tratarlo así. 
Una semana después le suplicaba que fuera conmigo a La Caleta. Nos recuperaríamos de todo. Y cuando tuviéramos el subsidio nos iríamos de ese cuchitril. 
Frenó mis peticiones arguyendo que ya había estado en un Centro de Rehabilitación Social, no necesitaba encerrarse. Insistí, pero él volvió a lloriquear. ¿Si tuviera dientes lo habrían aceptado en el Servicio Militar? Así tendría algo que ofrecerme. Me puse firme y le dije:
- Si fueras milico, no estaría contigo.
Entonces me dijo que amaba mis ojos claros y prometió que iría conmigo a La Caleta. 
Esa misma tarde lo encontré con una bolsa de neoprén, aspirando el perdón que me había pedido. […] p.78

Datos del libro:
Título: Hijas de la angustia
ISBN 978-956-344-168-0
Autora: Lilia Hernández Vergara
Editorial: Ediciones Kultrún (Valdivia)
Publicado: 31-03-2023
Tamaño: 17x24 cm
Imagen de portada: óleo “Transición” de Lilia Hernández (RPI 2023-A-2679)

FRAGMENTO NOVELA: HIJAS DE LA ANGUSTIA


En el trayecto, al volver de la plaza, de súbito nos encontramos en medio de una protesta. “¡Compañeros de Sebastián Acevedo!, ¡Presente!”. Durante la jornada, se conmemoraba a un padre que, años atrás, se había inmolado por la detención de sus hijos. En un acto desesperado y envuelto en fuego había gritado: “¡Que la CNI devuelva a mis hijos!”.
Las conmemoraciones se efectuaban para sensibilizar a la gente sobre lo que pasaba y que abrieran los ojos. Por aquel tiempo me dediqué a participar en las manifestaciones. Estas se habían hecho sentir en todo el país, aunque la prensa trataba de ocultarlo. Además, procuraba llevar un registro de las protestas. Y así no quedaran en el olvido aquellos que lucharon contra el sistema neoliberal de la dictadura. 
Cuando aparecía una patrulla policial, alguien lanzaba una cadena al tendido eléctrico, para que los manifestantes nos dispersáramos en la oscuridad de la noche. […] p.23


Datos del libro:
Título: Hijas de la angustia
ISBN 978-956-344-168-0
Autora: Lilia Hernández Vergara
Editorial: Ediciones Kultrún (Valdivia)
Publicado: 31-03-2023
Tamaño: 17x24 cm
Imagen de portada: óleo “Transición” de Lilia Hernández (RPI 2023-A-2679)

FRAGMENTO LIBRO: ENTRE RIELES

“Salí corriendo, anduve cientos de metros, el patio de mi casa se volvió interminable. No podía comer ese caldo. ¡Qué injusto! Aunque no conocía qué significaba la palabra “justicia”, tampoco me pregunté si lo entendería algún día, pero en aquel momento, intuía que se trataba de algo que causaba dolor, porque cada vez que la pronunciaban los adultos, luego los veía entristecerse. Hasta ese instante nunca había cuestionado si me parecían bien sus acciones.
Volví al gallinero y me senté en cuclillas, recordando los juegos que inventábamos con mi inseparable gallo. Aunque él en realidad no inventara nada, solo me seguía, cacareando por entre los rieles [...] Estaba en esos pensamientos cuando escuché pasos afuera. Presentí que eran mis papás, todo el tiempo que buscaron no se les ocurrió que estaría en la jaula donde mi gallo dormía. Vi luz de una linterna asomarse.
En realidad, todas las noches transcurrían oscuras en Santiago; a las ocho de la noche cortaban la electricidad. Una vez le pregunté a papá por qué pasaba eso. –Por el toque de queda– respondió. Yo no quise seguir preguntando, aunque no sabía qué era; supuse que se trataba de algo oscuro y la oscuridad me asustaba.
Alumbraron el gallinero con la linterna y me descubrieron. Entonces nos fuimos a casa. Mamá prendió una vela, en realidad la encendió por el corte de luz, mientras mis tripas se revolvían de hambre –entonces me acordé de que no había comido en todo el día–.
A todo se acostumbra uno, menos a no comer. 
Nos sentamos a cenar lo que quedaba de la sopa, pero cada vez que llevaba una cucharada a mi boca, quemaba mi lengua y me dolía la garganta; aparentemente nada quitaría el hambre porque sentía una perforación en el estómago. 
Ya no oía el cacareo del castellano, que en las noches se confundía con los aúllos de perros. Solo las sirenas militares resonaban como chillidos. Y en ese momento las lágrimas se mezclaron con mi caldo”.
P. 19 Capítulo “El gallinero es una jaula”.


DATOS DEL LIBRO:
ISBN: 978-8417505059
Título: Entre rieles
Autora: Lilia Hernández Vergara
Editorial: Caligrama (Barcelona)
Número de páginas: 66
Tamaño: 15x22


AGUJA CINCO: AMAPOLA


“Las heridas quemaban como soles a las cinco de la tarde, y el gentío rompía las ventanas a las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde. ¡Ay, qué terribles cinco de la tarde! ¡Eran las cinco en todos los relojes! ¡Eran las cinco en sombra de la tarde!”, recitó Amapola con la copa levantada, en tanto sus admiradores vitorearon, esa noche bohemia. Víctor la miró de reojo. Se acercó a ella y mientras le cubría los hombros con un echarpe rojo, susurró en su oído. Vamos a casa. Su casa de paredes tan sólidas, que no permitieron que nadie más se enterara de lo que ocurrió ahí dentro. Imágenes amontonadas: Él se desvistió lentamente, quitó su cinturón y la azotó hasta que ella cayó desmayada.
Siempre fue voluntariosa. Y no permitió que sus amenazas la intimidaran. A pesar de las advertencias que le hizo la noche previa de no llamar la atención, embebida de alcohol, volvió a subirse a la mesa de la cafetería, con la cabellera esparcida sobre los hombros descubiertos, con la voz emocionada y la comisura de los labios temblorosa. Mientras el humo del opio y la melena cubrían su rostro, declamó el clásico de García Lorca: “El cuarto se irisaba de agonía a las cinco de la tarde”. 
Arresto domiciliario fue la sentencia, pero no una reclusión legal, sino un castigo que impuso su cónyuge, argumentando que su esposa no estaba en sus cabales y no tenía derecho a ver a las niñas. Él habló con su familia, dijo que por un tema de honor, el comportamiento de su mujer resultaba inaceptable. Hicieron los preparativos para el presidio, la madre de Víctor le llevaría la comida por el ventilador. – Yo cuidaré a las criaturas, no merecen un ejemplo así – declaró la suegra y se quedó con su resguardo. Amapola creyó que todo fue una injusticia. Incluso pudo ver por una ranura del ventilador, cuando llevaban a sus pequeñas gritando que su mamita había vuelto, y querían estar con ella, pero no lo permitieron. Su abuela dictaminó que no podían verla.
Y la encerraron en el sótano a las cinco de la tarde.

Fragmento del libro LAS DOCE AGUJAS DEL RELOJ (2016, Premio Municipal de San Bernardo), Lilia Hernández Vergara, R.P.I. 241.170

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