Antología

ANTOLOGÍA 50 MUJERES A 50 AÑOS DE…

MÓNICA MONTERO

MARGA

-Don Sergio, don Sergio, reaccione por favor, mire que la chiquilla
está muerta, no puedo moverla. Su cuerpo está duro y se me hace
imposible sacarle la cabeza de aquí. Mire, don Sergio si usted no
me ayuda, yo no voy a poder.
- ¿Cómo que no hay nada más qué hacer, don Sergio? 
No me diga
 eso. 
Yo soy el único que conoce a mi niña y sé que se avergonzaría un
montón de que la vieran ahí, humillada y con su vestido 
manchado
 de vómito. 
Ayúdeme usted a sacarla y arreglarle un poquito el
vestido antes de que lleguen los pacos y quiera tomar fotos. 
Marga vino desde Cuba. En realidad, nadie tiene certeza de
cuántos años lleva viviendo en Chile. Claro es que llegó en un
circo mexicano, un circo triple equis por llamarlo de alguna
forma, donde actuaban travestis, bailarinas en topless y el
número de La Mujer Maravilla, que realizaba Marga. 
Consistía
 en que se iba quitando poco a poco la ropa hasta quedar
totalmente desnuda, excepto por una inmensa flor de maravilla
con la que cubría su entrepierna. Luego daba una mirada
picarona al público, abriendo y cerrando sus ojos color miel,
haciendo que sus largas pestañas rosaran apenas su rostro,
todo esto al ritmo de una salsa cubana. Entonces la orquesta
marcaba un alto de timbales. Marga sacaba la flor de su
entrepierna y la lanzaba al público dejando al descubierto un
prominente falo erecto, el que tensaba y dejaba caer como a
un títere. Era una experiencia extraña ver a una delgada y alta
mujer con unos pechos perfectos y voluptuosos, traer entre los
muslos un tremendo y oscuro pene. Los curiosos y morbosos
del público aplaudían enloquecidos, gritando tanto improperios
como piropos.

DE: A CORTA DISTANCIA
PÁGINA : 9
EDICIONES: LA OTRA COSTILLA

PROGRAMA n°287    "CREADORES" RANCAGUA 
PAVITO
Mi nombre



Motivo impreso
de tu llanto
Todo el vacío
que llevas en tus ojos
culpa de mi beso
vagabundo
Que no sea.

Qué no sea yo, señor

la del espejo…
una estampa descolorida
entre libros mustios
Esta casa un barco,

La comarca roída
un techo de golondrinas mortinatas
¡Si yo fuera esa, señor!
¿Dónde, la que era?
BIOGRAFÍA

Mónica Montero (Santiago, Chile, noviembre de 1966) es una poeta, cuentista, narradora y gestora cultural chilena. Su poesía ha sido publicada en diversas revistas literarias y antologías como 22 Voces de la Novísima Poesía Chilena y Génetrix.. También ha sido incluida en diversos proyectos literarios como Cazar los miedos1 de Progetto 7LUNE de Italia, y la antología mundial Poetas Siglo XXI2 editada por Fernando Sabido Sánchez.
Ha participado en variados encuentros literarios, como el Encuentro Iberoamericano de Jóvenes Escritores, y ha organizado otros tantos, como el primer SlamPoetry de San Bernardo en 2015, y el evento internacional “Incluyamos Chile”, los años 2014 y 2015, en la ciudad de Santiago y San Bernardo, que congrega a artistas de todo el país.
El 2010 crea y dirige la revista literaria La Otra Costilla, donde son publicados tanto a artistas emergentes como consagrados. Crea el año 2016, junto a Arturo Zuloaga, la asociación, fundación cultural “Egrégora”,3 con quienes trabaja en la recuperación del ex Teatro Municipal de San Bernardo. Es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH).
Trabajó vendiendo créditos de consumo y tarjetas de crédito, En 1991 participó del segundo congreso iberoamericano de escritores jóvenes.5 Pensó desde ese minuto dedicarse por completo a la literatura, pero fue disuadida por el literario Samir Nazal, escritor y profesor de la Universidad Católica, quienes al principio de la relación eran maestro y tallerista. Con los años se volvieron grandes amigos, hasta la muerte de Samir el 2008, año en que decide publicar su primer libro en honor al amigo y maestro.

Estilo e influencia, se define como hiperrealista. Si bien escribe desde pequeña, declara que sus reales inicios en la literatura se dan a partir del 2009, con la publicación de su primer libro, Varona. En su segunda obra A corta distancia, expresa un estado mental, psicológico y social de la mujer chilena mediante la utilización de metáforas; en cuanto al título, señala que el daño es más doloroso si proviene de las gente es más cercana y querida.
Se ve influenciada por Manuel Rojas, José Donoso, Juan Rulfo y Alejandra Pizarnik, además de sentir gran atracción por los escritores latinoamericanos y corrientes cercanas, ya que las realidades son más cercanas a la cotidianidad.

Describe retratando y visibilizando a aquellas mujeres que habitan la marginalidad urbana. A través de la escritura de la poeta y cuentista Mónica 


Montero, inicia la búsqueda de la condición femenina, a través de los personajes del borde urbano que describe en sus creaciones. Su primer libro Varona, compuesto por poemas que nos habla de su rico mundo interior. Su segundo libro, de cuentos; A Corta Distancia, ahonda más en su creación con estas narrativas.

2009 - Varona, poesía, Primeros Pasos Ediciones  
2014 - A Corta Distancia (2014), Editorial Segismundo  
2016 - Varona y cantos a Olecram (2016), Editorial Segismundo
2023 - Cielito Lindo. Ediciones La Otra Costilla






***
Me escondo del Tila
porque está bravo conmigo.
Cree que le robé un hijo,
cree que vendí su nombre
a los traficantes del pueblo.
Él y yo estamos hechos
del mismo hueso roído.
Por eso mi temor,
por eso me oculto en la fe
de no encontrarme con él
ni conmigo.
***
El alacrán anda suelto.
Si viene por mí, dile que he viajado lejos
cuéntale sobre los brotes del cerezo y el clavel del aire,
háblale del reuma, de tu rodilla inflamada, del invierno.
Abuela, dile lo que quieras, menos que estoy
Anda bravo y cuando se embronca es un remolino de odio.
Quiere quebrarme, abuela, quiere verme por dentro
buscar en mis entrañas a la madre
que azotaba su espalda desnuda
a esos tíos viejos que rasgaron su inocencia.
Como al cordero de Dios
quiere arrancarme la sangre.

LA INOCENCIA DE LA CARNE


Arrastré mi piel hasta el crepúsculo.
Transé su aroma a perrita nueva, le encendí
y le ahogué según mis ansias. Colérica, entregué la boca sin
halagos ni besos, me froté en el suelo sin ensuciarme. Hasta
pude fingir escalofríos. Abuela, los hombres
me amaron para canonizar mis huesos
y glorificar mis ojitos verdes.


Yo alucinaba después del coito
porque ellos me ofrendaban la medicina correcta,
el sopor preciso que buscaba mi alma chamuscada.

Mi cuerpo inerme sólo se ajustó a la faena establecida
por mi espíritu de gata en celo.

Por eso los borrachos de mi patria me llaman
“La Virgencita de la Pobla”,
“la muñeca hermosa”, “la angelita de Dios”,

“la buena pa’l loli”.
***
Le vi arder. Era una antorcha gigante
que lanzaba chispas escarlatas sobre un relámpago azul.
Se balanceaba entre la angustia y la locura.
Fue hermoso.
Como ver nacer el universo en el patio de mi casa,
como mil partos de estrellas hediondas.
Abuela, tú gritabas trayendo toallas mojadas,
las colocabas en la espalda, en el rostro, en los costados
de su cuerpo…
¡Ay! cómo me dolían los ojos con el humo
cuando las toallas caían al piso
desgarrando trozos de pellejo.
Carne de mi padre.
Le vi desplomarse, tumefacto como el color de mi vulva,
ígneos y blanquecinos
sus huesos:
una pira de falanges, pulpa y cabellos.
Una mancha aceitosa quedó en el cemento.
Yo lameré el cemento marcado por mi padre, abuela
él ha dejado un signo para que yo adivine el futuro.
Lo vi morir.
Por eso comprendo a la gente cuando dice
que los recuerdos arden en la memoria.













Lo que he perdido

He perdido mi cedula de identidad
la tarjeta Rut
la Bip
un anillo de acero quirúrgico
la inocencia
He perdido a Dios
algún diente
la esperanza
un libro de Jodorowsky
la fotografía de mi madre
un hermano
no está en la cárcel
ni en el manicomio
no está muerto
lo he perdido
Así se pierde el cuchillo
hundido en la carne.





Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *