LIBERTAD MANQUE
Ngillatun Fueron sus gritos los que amordazaron mi historia borrando las huellas. Hubo tantas excusas que hasta un canto fúnebre tuve que cantar. Mientras en la oscuridad mi cuerpo- territorio era incendiado con el küme newen. Era la abuela Aurora, quien atizaba el futa kütral que desde mis adentros erupcionó y se me abrieron los ojos y pude ver y se me abrieron las venas y fui rio, lago, trayenko, mar, fui y esparcida por toda tierra, lluvia fui mi voz se quedó en el murmullo del agua y en el eco que deja al pasar.
Tañi folil Soy hija del exilio, escondida, amordazada crecí perdida cubierta de llagas tal vez no sanen. He deambulado por todas partes Silencio, silencio, silencio sangre dibuja mis huellas ensangrentadas tengo las manos busco tañi folil. Hay quienes niegan mi verdad, y cargándome la vergüenza se burlan. Yo nací como una mala noticia, rasguñé la tierra hasta desenterrar el camino de vuelta y me puse de pie Inche zomo mapuche ngen, dije. Y no les importó, ellos rieron rieron.
ÑUKE MAPU Madre te despojaron, y crucificándote, aún estrujan tus venas. Es extraño sentir que camino mientras el espíritu se me afloja, es que en este despertar tardío los abuelos se alzan tomando su lugar. Y no importa donde vaya ni el abismo por donde caiga, el vestido me arremango y empuño mi raza. La sangre no coteja es pie que hace camino, la sangre no se detiene, la lucha no termina. Te llamaron salvaje la tierra de los sin alma, legitimando horrores usurparon tu heredad, pero no pueden arrebatarte la grandeza. Y hoy la queja del grillete deja surco de esta agonía. Pueden talar tus bosques, enjugar los ríos, pero ni el ultraje ni la humareda podrán acabar con nuestra sangre. Madre, aquí estamos tus hijas.
MAPU ÑUKE Ñuke… txitxagetugeymi am Küruzmageymi ka Ka petu kütxukaniegey Tami mollfüñ. Kagentumeken tañi txekan Müñaluwmeken ñi püllü mew Tañi genezuamün mew zugu ta tüfa. Ka petu witxapüray Ñi fücha ke cheyem Ñi anüpayal tüfa mew. Chew rume ga miyawan may Chumgechi txanan rume Ziwaltuan tañi takun Müñalayan tañi mogen. "Mollfüñ tañi felen mew Ka rüpülniey tañi namun Mollfüñ ka llaikelay Petu afno chi weychan mew. Awkanche tati pipiyegeymi Püllügenolu ñi mapu Anümpalu ñi wezake zuguegün Tami eymigeafulu Kom tuñmaymew egün Welu ta tuñmagelayaymi Tami küme fütxachegen. Tüfa fey re zuamtuniegetuy Chumgechi tayiñ txarikagen Guyügelayay tayiñ kutxankagen Chumgechi apümkallele rume ta Mawizantu, lewfü kom Chumgechi awükan rume Apümlayay ta mollfüñ Tüfa tayiñ mülen iñchiñ ñuke Tami pu zomo püñeñ.
Regreso Mi huella se va borrando a cada paso que doy, las sombras siempre las sombras, bocas hambrientas que muerden en lo oculto, en la distancia sumisa al olvido quedo sumisa como el llanto al dolor. Sin tiempo, arrinconada, cabizbaja, vuelvo. Vuelvo a la mano blanca vuelvo al vaso de agua a mi muerte. Vuelvo como siempre, vuelvo como siempre.
Somos la tierra "Entonces, el kuze kütral cobijaba nuestro paso y la noche nos envolvía en su silencio" Y así de generación en generación han cargado nuestras espaldas de culpas, desarmando el telar han cortado sus hebras enterrando el inmemorable witral. Y vamos cayendo y cayendo por los abismos que ellos han cavado ¡sin ni siquiera mirarnos, sin ni siquiera mirarnos! pero desde lo profundo los antiguos espíritus zurcen las cicatrices de los bosques día tras día año tras año. Envejecen las hojas, mi piel, mi newen. ¡Silencio, silencio! Me extravío en el recorrido del verbo sin poder encontrar el hilo que me diste abuela. ¿Cuánta sangre abuela, cuánta sangre derramada! ¿Cómo pasaremos esta larga noche sin fogón? Dime abuela ¿dónde está el camino de mis ojos? ¿dónde el descanso para mis huesos? Descalzos, descalzos hemos librado la falta de memoria de los otros y seguimos caminando de ida y de vuelta con las manos repletas de frutos y regresamos al hambre del olvido una y otra vez. Nuestra tierra es prisionera de fierros y murallas que aplastan nuestros sueños bajo la disculpa de la prosperidad pero hoy es demasiado tarde para lamentos, las manos nacen con coraje y vuelven a nacer aunque se destrocen en la resistencia, nos entregamos por la tierra y los ríos y seguimos caminando por sus costras sangrantes. No, no seremos invisibles en el testamento de la historia, porque somos los recipientes de la vida feroces guardianes del espíritu de la tierra aun cuando han bloqueado los caminos mis pies, tus pies, nuestros pies comienzan donde comienza la tierra inche choyün mapu mew, Iñchiñ may ta mapu ngeiñ, yo soy un brote de la tierra ¡Somos de la tierra!
Despedida Calles vacías húmedas de llanto, muecas de los antes husmean sin aromas, sin color, sin alma ¡Sombras, siempre sombras! Me acompañan en este recorrido de años vuelcan y me revuelcan en las púas de las rosas que otros pueden oler. Y me deshojo en este frío tan ardiente que estruja la sangre. Abrazo al único árbol que está en la única plaza que queda en mi noche, aferrándome a su última esperanza. La tala viene.
Velorio Y es la sombra de tu sombra la que aún me abriga como el sudario del crucificado, que atesora la agonía y la muerte, tu olvido ofició mi vida por última vez. Cerraran mis ojos para no dar luz a lo oscuro que se anida al otro lado, lentamente recogiéndome el pelo con el pudor que se le tiene a la muerte recostarán mi cabeza sobre pétalos. Llamarán a la puerta, los recuerdos alborotados correrán a abrir y llegarás tú, tú, vestido de antes, de ayer, cubierto de mí.
Agonía La vida se va lentamente hacinadas están las sombras deambulan por horas rasguñando, sangro y me duelo. Sangro además la herida de otros, de esos que surcan la cuidad sorteando el aire por un mendrugo de aire. Lloro el llanto de los otros a quienes ya no les quedan lágrimas ni para el ahorro, Y pasan los días y lo que resta de este día, se acaba nuevamente.
ENCIERRO II Llueve, hoy todo es lodo, las sombras intentan atravesar las canteras resbalosas caen y vuelven a caer, rasguñan los ventanales. Me escondo en la penumbra de mi reclusión vagando por los pasillos de la memoria tejo las horas, mientras las manos se me deshacen de tanto esperar tengo el alma rota, las sombras atraviesan la realidad me apresan, hoy todo es lodo, me caigo no me puedo levantar.
Pandemia: Encierro I Sin cesar caminé entre rejas y muros, por pasillos eternos, ecos mudos, sin salidas. Sigilosa tras los barrotes la muerte me vigiló almaceno llantos, sudores, risas y hasta recuerdo un puñado sueños escaparon al abrir mis manos. al cruzar la última reja. En la cárcel, la soledad es una noche más larga e incisiva la humedad arranca a los más débiles mientras en la celda el poco aire que entra, se confunde con la locura. Hoy son mis horas las escurren por las paredes abro los ojos para no soñar con las flores, la negrura perezosa va tiñendo lo que queda del día. Afuera, la lluvia quejumbrosa quiebra este silencio de despedida. me desmorono. Va cayendo otra noche más, las sombras se trenzan en la penumbra ¡asuntándome! Tras las rejas, éstas rejas la soledad es una noche más larga e incisiva mientras el poco aire, se confunde con la locura. tras el espejo la muerte se asoma.
Encierro III Se detienen las horas, en cada una de mis cicatrices a la intemperie, sufro, necesito estar a solas conmigo, con mi desnudez apilar las soledades, culpas y mirar el comparecer de los recuerdos que cuajados se quedaron desde ese día. Y llorar el silencio, morder la apatía dando vueltas como una loca quebrar el espejo que me espía burlón hacerlo trizas con las manos, sentir el calor como corre por mis muñecas y lavar con mi sangre los 7 años de mala suerte y reir, reir, reir Pero este dolor se dilata, corre la sangre por las avenidas de la jornada las paredes se me vienen encima ¡Ahogándome! pongo un puñado de frustraciones en el florero, ellas miran desde lejos la libertad, también están presas. Pasan los días, mi paso está cansado, mi mano ya enclenque es caigo, entre los barrotes del tiempo.
Wariache Y crecimos en el lado oscuro del silencio dando vueltas y vueltas sin parar ¡Nadie nos devolvió los cuerpos! menos la sonrisa. Y sigue pasando la vida con los que aún resistimos, en el camino todos corren a tientas pero la sed se apodera de las gargantas por fin nos volvemos a mirar. ¡Pero nadie nos devuelve los cuerpos, ni la sonrisa! hasta el llanto se ha extinguido en la siniestra oscuridad del silencio el dolor nos alcanza, retumba, tragándonos de un solo mordisco. Y seguimos dando vueltas y vueltas y vueltas con las manos despasadas de tanto escalar mientras los muros crecen y crecen y crecen y crecen nuestros brazos se van acortando, en el fastidio y la rabia. Nuestro ayer se esfuma ¡Y nadie nos devuelve los cuerpos ni la sangre, ni la sonrisa! Afuera la sombra no nos cubre, el sol se desquita nuestras espaldas sangran de otra vez más. OTRA VEZ MÁS en este transito forzoso. Dicen que hay algunos se han ido en las nubes, en los sueños, se han ido siguen errantes, con los ojos abiertos, pero se han ido y las murallas nos asfixian el miedo despierta ¡Y nadie nos devuelve los cuerpos, ni la sangre! y allá en el sur, en el walmapu nada cambia, cae y cae nuestra gente.
CHOÑONWE Mollfüñ ñi zuam kom Zomochegetun chi mollfüñ Paraway, nampiaw Mañke üñüm reke ñi femyawün Külle güman kakege mew. ¡Ütxüfzugulgen may! Genon mew chi zugu Kiñe weñen rayen reke Wenu mapuy ñi kuñifallgen Ka faney ñi lipag ñi yeniel. Ñi günekageal zuamgefun. Weñeka azgeal, kamañgeal Leliniegefun Kisu ñi witan mew Re ñi rupayal. Re ñi famnakümniegeal! Ellkañmagen kom ñi chumgeafel Rupalechi antü mew Ka külechi antü Zoy ñi kutxankageal Ñi zuamgenoal. Müley tachi famgechi pipigelu (jueces) Feleay ñi mogen tati Wezachegeay, wezamogengeay Pipiyegen may. Lan wele Apümi reke ñi güküf Fey rupachi püllü mew Elgenwüla mogen mew. Relmuy ñi tukuluwün Peloy tañi ge Ñi kalül mew fey miyawi Make egu foye Antü egu küyen Elelenew ñi müleam Fey may püntxeyün ñi lonko Kom ñi txariwe Kimün may ñi Afkenon lan mew Müleyüm ga kiñe CHOÑONWE Rüf pelon mew ga ñi elgen.
NACIMIENTO/CHOÑONWE Motivos hechos sangre y sangre hecha mujer, deshijada, forastera como cóndor en vuelo ajeno o lágrima llorada por otros ojos. ¡Me llamaron culpable! sin sentencia, ni juicio. La flor del pecado, que huérfana del cielo, arrastró alas sin holgura. Me quisieron sometida Llamándome inquilina, impostora, pasajera de mis propios latidos. ¡Censura más condena! apresaron mis sueños, el ayer, el mañana en el peor dolor, la indiferencia. Jueces implacables mi destino trazaron y el vicio de la vida, me cargaron de equipaje. Indicios de muerte desgastaron mi puerta y atravesando el espíritu me dieron por fin la vida. Y me vestí de arcoíris y mis ojos vieron y me anduvo por adentro el canelo y el maqui, el sol y luna me hicieron su posada y echando afuera las sombras me solté el cabello, la amarra, la rienda y supe que ninguna muerte es eterna para quien ha nacido de la luz.