Antología

ANTOLOGÍA 50 MUJERES A 50 AÑOS DE…

ANA ROSA BUSTAMANTE

BIOGRAFÍA
ANA ROSA BUSTAMANTE

Poeta de varias residencias a lo largo del país, vive hace más de veinte años en Valdivia, donde ha forjado y consolidado su obra. Su labor de traductora del francés e inglés ha influenciado positivamente su quehacer poético. Poesía de mujer alimentada por la rebeldía y la emulación de grandes artistas libertarias ha logrado poco a poco hacerse de una voz personal y auténtica que alcanza su culminación en Camille, alegría y dolor que confunde su voz con elementos naturales enraizados a su pasión de mujer vigilante y sensual.
Antologada en el país y el extranjero, ha recibido el apoyo del Fondo del Libro, la Corporación Cultural de Valdivia y el Gobierno Regional. Su obra se recoge en Nuestra Piel Ancha de Fuego (autoedición, 2007), Vita Clamavi (Editorial de Concepción Literatura Americana Reunida LAR de poeta y editor Omar Lara, 2009) y Camille (Kultrún, 2016).
Fuente: Proyecto Fomento Lector 2019 LiteraturaLosRios.cl
Diligencia
                                                                              Quise inferir sus alas hasta dejarlas 
                                                                                                       puro aliento y buscarte.
                                                                                                                                Quise tanto.
                                                                                                                       Verónica Zondek
Las ruinas la asedian.
Así debió reconocerlo,
bajo sus disfraces.
Una maraña de árboles se levanta en la bruma
para que su sombra
se hunda en las aguas,
se fugue de las atroces ligaduras
al arnés,
con su mordida incansable
su sorna desde el alba
nefasta subordinación,
sus meticulosos ademanes
entre llaves la pierden,
resbalan por su boca y su cuello,
y grita la voz y su floreo viril alza sus ojos
hacia las flautas, las notas, los peines.
Más vale rezar. 


Gotas 

Gotas silenciosas
a hurtadillas,
se cobija tras un ladrido su nombre
y su rumor huidizo.
Lo tengo tan estrechamente
cubierto en la niebla peligrosa
de una muerte,
sin embargo, lo espero,
sumergido en la lejanía
y los albores.
rozándome los pechos, bajo una lluvia
torpe,
pero esta lluvia me recorre.
En el cuello crece un azote,
en el fondo de esta urna sin luz,
en el medio de toda la niebla
carcomiendo mis uñas
me atosigo.
en las noches negras suyas,
sin gestos, sin ojos, sin vida.
Déjame serena como trisa el ave
en la rebujiña,
amando el vocablo dulce que no tengo,
pues necesito cobijarlo,
escamoteado por las horas.
Aún con todas las casas del mundo
no lograré despojarme de mi vivero,
donde he dormido a sobresaltos,
donde ha temblado sugestiva paz.
Ana Rosa  Bustamante escribe la mayoría de sus poemas en primera persona, invitándonos a multiplicarnos carnalmente en sus versos. Expone la condición de su sexo expresando con fuerza animal el instinto de la maternidad  que nos habita como expresión y causa de ese mismo deseo, el que nos redime o nos somete al hombre.
La autora traspasa las fronteras, creando zonas oscuras para su exhaustiva reinterpretación, donde la medida del tiempo se dilata en la geografía de sus versos.
Poeta compleja que nos deja el olor y el sabor de sus poemas en el cuerpo, su discurso entre la realidad desollada y el surrealismo siempre presente despierta nuestra hambre de poesía.
Parafraseando a Marcos Rivadeneira Silva, según la cita de la autora, su poesía es “un germen de latido innato /esporádico vientre de tierra y barro”.
La naturaleza, en la que escarba su multiplicidad engendradora, no escapa a inscribirse en el cuerpo, donde habita el amor, la fiera y la muerte.
La tierra que pisa esta poeta es de sangre y cieno, madre de las flores y cuna de inocencia. Considero que el horizonte de su poesía va mucho más allá de la anécdota y trasciende su letra.

Quiero terminar con  una cita de la autora donde dice: “puedes leer mis poemas/ o mi poema larguísimo/ como una aguja ansiosa que cose las coyunturas/ por donde pasa la vida/ antes de apartar el agua de mis labios”.
Proyecto Patrimonio Año 2020




Extracto 
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
El empoderamiento de la mujer en la poesía.
"Águila Hembra" de Ana Rosa Bustamante, 2019.
Por Susana Epstein
Espectro, chorro ¡

Espectro,
chorro,
velamen,
me vives los días candil
lúbrico
que alumbra la siembra.
Aquí me tienes
y me abres tu pecho para libarlo,
para chupar tu colibrí abandonado.
Bálsamo empozado en la duramadre,
tus roces que imagino más que mis horas
queda poco tiempo de horas.
Poesía, tu posesión sortilegio,
mi habitación lleva tu incienso
desde tu manantial seminal mío.




Eres mía

Levanta el polvo - todos los sonidos del mundo-
el viento irreverente.
Guías mi mano muerta, la encaminas ciega.
Mírame,
aquí estoy, así, mírame
arrinconada a la sombra de un dios,
rezo las maldiciones
cuando llegó tu silencio.
Los hojas se revuelcan y mi soledad las soporta
en los espacios anchos como tu olvido,
dejo a la espera incierta vadear el infierno.
Si me llamaras por mi nombre,
trizas tu imagen quedada en mis sienes desiertas ahora.
Si sólo me dijeras, ¡eres mía!
Cuando te hablo,
tiembla tu boca al acecho
que partió a puñal mis sentimientos
artimaña que te arrogas,
porque la realidad se me nubla.
Tu boca, tus ojos que siempre me miran,
tu lengua que arrebatara mi sangre.
Tus manos que se hundieron en mi pubis para hacerme posesión,
entrando en mí, embriagado, impenitente tu lanza
yace hasta hoy tu semilla en mí que pudo ser vida,
te acalló la infamia hasta perderte
en fosas antiguas,
te quedaste en el ictus del verso más bello.
Tu amor fue un niño, mi amor, el tiempo de un niño,
olvidarás la suavidad del médano y su turgencia,
me olvidarás.
Si sólo me dijeras ¡eres mía!...
DEL BLOG DE LA AUTORA
http://libronuestrapielanchadefuego.blogspot.com/
El caracol me penetre


En esta tarde gris
de sábado valdivia
por la calle se acercan
unas horas de amor,
¡cómo ha caminado el fuego aquel!
¡cómo paso a paso ha abierto mis latidos
tu posesión!
Y te has hecho historia,
y te has hecho hoy,
y te has hecho lo que queda de mi vida.
Has recogido mis soledades,
la brizna diminuta del cielo gris
que se ha posado en mi lacrimal
que tú enjugas,
en mi boca entreabierta, en mi cuello valle
donde posa tu tibieza que cautiva
mi memoria.
Hoy que me llenas de ausencia,
al galope mi pulso corre,
en busca de la sombra,
que me avise de tu luz,
que alumbrará siempre
todas las tardes grises
de los sábados valdivia
del invierno en mi piel,
y te quedes en mí
con ese beso promesa.
Que se extienda tu labio
en mi pensamiento,
tu otro labio en mi paso inmóvil,
y en el centro de mi cuerpo
el caracol de tu voz me penetre
y me fecunde ese hijo,
el único testigo de este barco
que llevamos al confín.

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