SILVIA RODRÍGUEZ
PROFETA DE BARES
Este es mi rostro: mujer testaruda Venus doméstica. Diosa cotidiana. Hembra simple. Quebrada. Reconstituida. Ignorada. Hecha polvo. Hecha mierda. Reconstituida. Partera de pueblo: Provinciana talones partidos. Machi con olor a hierba milenaria. Mujer magma. Mujer a la antigua usanza. Mujer escribidora. Carne entreverada con la memoria y eterna respiradora de noches lunáticas. Mujer al fin como todas.
BIOGRAFÍA SILVIA RODRÍGUEZ BRAVO, poeta chilena. Seudónimo, Profeta de Bares. En poesía ha publicado: Entre la poesía y yo, Versóvulos, Profeta de Bares, Diario de una cesante, Año Bisiesto, Anatomía de un insomnio, Ultrajada. En Narrativa: Despertar confuso (relatos), La biblia de Lilith (novela). Obtuvo el primer lugar en el concurso Carmen Conde, (ediciones Torremozas, Madrid, España, 2016) Ha participado en la Región del Maule en los colectivos literarios “Voces en la ciudad”, “Entre cuento y cuento”, “Poetas del Maule” y “Travesía por el río de la niebla”. Incluida en “17 escritores maulinos, Contra el olvido”, libro publicado en ediciones Universidad Católica del Maule, 2021. A nivel nacional ha participado en las antologías “El lugar de la memoria”, “Voces de la memoria” “Basta”, “Ixquic” antología internacional de poesía femenina, “Procesos escriturales, Mujeres de puño y letra”
II A nivel internacional ha sido incluida en: Poemarios del Centro de Estudios Poéticos “Primavera Eterna” (2002), “Penumbras y Sombras” (2003), Madrid, España, “Anthologie de la poésie chilienne: 26 poètes d'aujourd'hui”, (antología de poesía chilena, edición bilingüe) París, Francia (2021) Incluida en la página virtual para escritores iberoamericanos “Conocer al Autor”, Madrid, España. Con su ensayo “Despertar de un silencio” participó en el Seminario “Jornada Mujer y Literatura” celebrado en Huesca, España. Realiza talleres de creación creativa en Centros Penitenciarios de Mujeres y Hombres como también en el Servicio Nacional de Menores y otros espacios no convencionales. Su temática es un abanico que se abre para hablar de la intimidad y los conflictos existenciales propios del ser humano. Cuando habla de erotismo, lo hace como una mujer empoderada de su cuerpo. Sus poemas visibilizan a los seres marginados, los solitarios y los habitantes de la noche entre otros. Tiene la capacidad de caer al abismo, para luego pararse frente al mundo y cuestionarlo, desarticularlo y luego, reconstruirlo a su imagen y semejanza
¡DEBO MADURAR DEFINITIVAMENTE! Comportarme como SEÑORITA caminar pensar actuar hablar como SEÑORITA. No beber vino en público ser tolerante, comprensiva, estar en casa a las veinte horas porque una SEÑORITA no debe andar sola por ahí de noche y con malas compañías. Sólo debo leer el periódico, la biblia, novelas rosas y no libros obscenos que perturban mente y cuerpo. Sí, debo actuar con decoro para lograr el día de mañana ser una mujer pura, sabia y sin mancha. ¡Definitivamente debo madurar! pero de esta forma … ni cagando.
SUEÑOS EN LA PIEL me cabe algo más en la piel, algo más en los sueños; me cabe la historia después de cruzar la infancia y volar del nido, después de bajarlo de la cruz y clavarlo nuevamente porque es necesario que siga muriendo. me cabe algo más en la memoria, me cabe un sueño libre para las que usan burka, un rezo más para la niña con su luna mutilada, me cabe el milagro para que ni una más de la tribu sea lapidada ultrajada o muerta.
QUE PERRA TAN INDOMABLE SOY no existe sabueso que atrape mi correr, este ir y venir del submundo al reino. Un día como aquí, otro día amanezco comiendo allá. Amanezco comiendo en mesa propia ajena prestada alquilada robada. ¡Qué importa, si al final como igual! Un alma perra, o una perra alma se alimenta solitaria. No es víctima. No llora. No busca camadas porque las heridas como perra se las lame SOLA.
CUANDO ELLA NO ESTÁ Cuando una mujer muere se evapora un trozo de calle, el tráfico se torna lento, los semáforos se detienen, duelen los úteros, los embriones, los brazos, los profetas silencian, el soldado olvida su misión, un infante deja de jugar, las cosechas entristecen, una estrella se oxida, las lenguas hablan un solo idioma, universo y tierra dejan de girar. Cuando una mujer muere, nace una soledad de orfandía, se angustian las flores, nace una pérdida, una desesperación, un abismo infernal, se disecan restos de sangre, se quiebran las miradas, algo se adelgaza, se retuerce, se revuelca, se quema. Aquí dentro muy adentro. Cuando una mujer muere.
Hay mujeres que no conocen el silencio y en silencio lavan, crían, cocinan y vuelven a lavar la ropa, con el cansancio acumulado en la piel de su cuerpo memoria. Hay mujeres que nunca se las ve pensar. No son musas inspiradoras de un poema. No son reinas de su propio reino. No son guerreras pero luchan cada día. No son diosas pero aún así hacen milagros. Son mujeres que sostienen la lluvia en tiempo de cosecha mujeres con juventud anciana amamantando la tierra con el agua de su cuerpo. Son hijas-madres-mujeres que llenas de sabiduría no conocen el descanso, no conocen el silencio.
PROTECTORA DE TORMENTAS Quizás, por buscar donde duermen los equinoccios quedé huérfana de vida y tiempo, algo-alguien atrapada en esta hora insomne buscando nidos donde comenzar otro otoño, algo-alguien que cercana al viento percibió tu claridad diluida en mi sombra. Quizás, esta noche un gemido se salve del infierno con sólo mirarte y reconocer tus sellos. Bien sabes cómo es la asfixia de quien muerde la hora maldita de los siglos, el dilema de quien piensa qué vida se pondrá mañana. Quizás, nunca fui tan sola porque en la madrugada solo tú esperabas mi regreso, eras tú quien sostenía el miedo, la otra cara de las piedras, el peso de la noche, el vértigo de la sangre cuando todo es niebla. Eras tú, Alma mía, solo tú, quien sostiene los cirios cuando todo es muerto.
MENSAJERO DE LLUVIA Esta costumbre de husmear el viento, de mirar la conducta ebria de los árboles, el vientre de las nubes, la cabeza de los perros y reconocer en cada gesto al mensajero de lluvias. Todo continúa con su ritmo de noche cerrada; el banco de la plaza se torna viejo, la gente se guarda en una taza de café, y mira, cómo el viento busca la tierra que tendida yace bajo el cemento. Lloverá, pienso y me enamoro de un hombre que pasa y me sonríe en complicidad de lluvia. Mientras el viento vuela sobre la ciudad, todo sigue en aparente quietud; las hojas retozan de esquina en esquina, las hormigas se refugian en su reino, un cuchillo se levanta, manos bajan un cuerpo, se enciende un cigarrillo, alguien bosteza, se mueve una silla, se parte un pan, un ave llega al nido, giro la cabeza: : …… Llueve.
MENOPAUSIA Hombre no beses mi cuello no acerques tu boca al otoño de este día, deja que los momentos ardan junto a las naves atracadas en el puerto. Huye de mí, tu tierra de estos bosques con lluvia de tormenta, de este jardín en sub-suelo anochecido, de esta cordillera que limita con la nada que hoy la sangre no sangra y algo se evapora entre la carne y la piel. Hombre, no recojas la patria caída de este cuerpo que ya no puedo tener tus hijos, los nidos no ovulan en cada estación, la sangre ha plegado sus alas y no vuela uterina hasta mis planicies. Desde ayer afloran nuevas angustias otro cansancio, otro enfado, otros acantilados emergen al no saber: si seguiré siendo luna a quien obedece la marea. Aguarda. No beses mi cuello que hoy se volatizan las últimas hojas verdes de mi cuerpo, que aún debo recoger la cosecha, preparar la nueva tierra, dejar junto a la maleza mi duelo y recibir a la mujer milenaria que me está naciendo adentro.
ME QUIERE PUTA Y a mí, me quiere puta el caballero una muñeca nueva para manosear, quiere un desliz, un si nos acostamos no me acuerdo va a ser en un motel rapidito o en el auto no muy lejos. Habla de sus empresas proactivas de compromisos sociales y políticos de su agudeza sensorial que aprendió las claves del éxito que tiene influencias y asegura que me puede ayudar. Y a mí, me quiere puta el caballero dice que soy diferente a las demás que nunca había sentido esto, antes que no se lo contará a nadie, porque un caballero no tiene memoria. Le digo que las mujeres sí tenemos memoria y no olvidamos. su rostro amable se oxida entreabre la boca, frunce el ceño, respira, se contiene, susurra ... l e s b i a n a … Ya no me quiere puta el caballero me trata de “lesbiana” le digo que sí, que todas las mujeres somos lesbianas cuando no aceptamos la cama de un mediocre mal parido como tú.
ANTES DEL OLVIDO El silencio no abraza las pupilas, no se queda en la mano junto a la piedra antes de ser arrojada, no trepa al cielo antes del murmullo, no busca soledades de media noche. Se acuna aquí en el grito nuestro arrojado en la puerta, se queda entre calles y plazas hilvanadas al atardecer. El silencio nos torna memoria, esquinas fumadas, equinoccios de luna, sombra huérfana sedienta de cuerpo. Nos torna muro-espejo donde miramos las cicatrices, las venas del recuerdo, la boca amada entre sueños. El silencio nos torna impronunciables, invisibles, madeja en estante, en tela de araña y en araña dormida en adobes fantasmas. El silencio nos vuelve madera y nos acompaña en el último aullido que damos en la colina, antes de bajar al olvido.
MARÍA A las nueve de la noche espera las noticias Mientras lava los platos de la comida. María camisas y María sabe que es una camisa limpia para mañana. Mamá la blusa y María sabe que es la blusa del colegio. María toalla María confort María pasta de diente María jabón María pan Y María sabe Y María entiende Y María lleva y María siente que su vida se resume en cuatro paredes y ahogada tiende las camas corta el pan, corta la carne prepara el desayuno para mañana y mañana barre la casa limpia el baño lava la ropa pone la mesa y la casa la sigue cuando compra cebollas y otras verduras cuando va a la ciudad y compra colonia, jabón y un par de sábanas y la casa escucha cuando cantando María plancha la ropa, conversa con el casero o con las vecinas. Se hace tarde, llega corriendo, pone la mesa Y espera al rebaño disperso Entre estudio y trabajo. Así se fue el día, así son los meses de cada año en la vida de María quien ahora espera el noticiero mientras lava los platos de la comida.
LOS OLVIDADOS DE LA NOCHE En esta media tarde vislumbro otra noche vagando de hora en hora, donde presiento el timbre de tu voz buscando mi oído, tus dedos sosteniendo mi espalda. Te llamo. Te busco en toda habitación en un patio perdido, en el jardín sin flores, en las plazas sin palomas. Perdón, te has ido hace una hora, una semana, un mes ¿Cuántos años? Llevo siglos sostenida en tu aroma, siglos en esta misma calle, en esta misma casa que mantiene el mismo color. Perdón, los árboles han crecido demasiado. Escarbo en la raíz de mi nombre para recordar quien fui antes de tu boca y no me puedo ver sin tus ojos y no me puedo ver sin tus ojos buscando mi piel, buscando mis senos y no me puedo ver sin tu quejido y mi gemido exhalados al unísono en noches con o sin estrellas. No existo. Me habito desconocida, ajena. Tu ausencia ha sepultado mi desnudez. Te extraño, ya no bramo angustiada en tu recuerdo, pero te extraño. Apaciento mi furia en otros hombres y los amo por una noche, pero te extraño. No existo, nada queda en esta vida, en la penumbra de este bar oxidado: dónde beben … los que sobran de la muerte dónde beben … los que somos olvidados.
HE VISTO MUJERES CUBIERTAS DE FRÍO y de cielos expulsados de otro cielo. Mujeres nombradas por el olvido tirando la historia con el útero hirviendo. Mujeres con aroma a tierra, carbonada y escritorios. Mujeres con sabor a ausencias con mejillas y manos partidas cortando apio haciendo camas y lavando ajeno. Mujeres perfumadas. Mujeres con el oficio llovido sobre sus pétalos siempre abiertos a la tribu. He visto mujeres con la mirada vidriosa, desempolvando estrellas mientras corrigen un verso.
SONÁMBULA Cuando duermo alguien se despierta hurguetea dentro y fuera de casa deja abierto el tarro de café la puerta del jardín y en el patio deja un diminuto cúmulo de hojas y otro de ramas. Palidezco. Cuando duermo alguien se despierta en mí camina sin prisa sin miedo sin permiso se desplaza con mi cuerpo sin ruido regresa sin despertarme se acuesta. Duerme. Duermo. Cuando despierto desayuno y mientras preparo el día encuentro libros abiertos un cigarro a medio fumar una libreta en el suelo, varios lápices arriba de un cuaderno. Enmudecida, repaso la noche. No recuerdo. Tiemblo.