Es un frío invierno. No he podido izar las mantas para dibujar una casa en el parque, en las sombras bajo la luz de una botella. Aún: merodean hombres con hachas, decapitan guardan los cuerpos por años practican el Ocultismo, el esquizofrenismo, los evangelios. Luego exhiben los cráneos en los noticieros y me corre agua por la espalda. Oigo los nombres me arrodillo esperanzada ¡Que no seas tú con los ojos violentos! Trato de escribir, intento las tareas que hicimos. Lo intento Pero siempre tu huella sorda, tu casta macabra y este invierno: Invierno de inviernos. Hermano ¿hasta cuándo te marchas sin cartas póstumas ni grito de auxilio? ¿Hasta dónde nos rompes? La boca dibuja ese gesto tuyo que nunca recuerdo. Un caldo anega la entrada de la casa grande, Es la vieja… (Llora por las noches). Son tus lágrimas y las de ella las que ensopan los pies de tus críos. Esta culpa. nos machaca el semblante. Te borro de mi agenda cada día te doy la espalda, mas ella, no puede, no sabe negarte. Le duele el vientre seco, los dolores de parto la despiertan y le nace un hijo viejo, translúcido, desbocado , Se lava las llagas con el líquido amniótico, se come el ombligo, se muerde los muslos. Sueña que es una planta, que sus vástagos se van desprendiendo hasta desgarrarla. ¡Despierta! cabrón, despierta que ella se muere de pena. Que se esfuma la niñez, se nos acaba la luz de la niñez, si no existes.
Despierta – Mónica Montero
16
Jun