Poesía

Despierta – Mónica Montero

Es un frío invierno.
No he podido izar las mantas
para dibujar una casa
en el parque,
en las sombras
bajo la luz de una botella.
Aún:
merodean hombres con hachas,
decapitan
guardan los cuerpos
por años
practican el Ocultismo,
el esquizofrenismo,
los evangelios.
Luego exhiben los cráneos
en los noticieros
y me corre agua por la espalda.
Oigo los nombres
me arrodillo
esperanzada
¡Que no seas tú
con los ojos violentos!

Trato de escribir,
intento las tareas
que hicimos.
Lo intento
Pero siempre tu huella sorda,
tu casta  macabra
y este  invierno:
Invierno de inviernos.
Hermano ¿hasta cuándo te marchas
sin cartas póstumas
ni grito de auxilio?
¿Hasta dónde nos rompes?
La boca dibuja
ese gesto tuyo
que nunca recuerdo.

Un caldo anega la entrada de la casa grande,
Es la vieja…
(Llora por las noches).
Son tus lágrimas y las de ella
las que ensopan los pies de tus críos.

Esta culpa.
nos machaca el semblante.
Te borro de mi agenda
cada día te doy  la espalda,
mas  ella, no puede, no sabe  negarte.
Le duele el vientre seco,
los dolores de  parto la despiertan
y le nace un hijo viejo,
translúcido,
desbocado ,

Se lava las llagas
con el líquido amniótico,
se come el ombligo,
se muerde los muslos.
Sueña que es una planta,
que sus vástagos se van desprendiendo
hasta desgarrarla.

¡Despierta!
cabrón, despierta
que ella se muere de pena.
Que se esfuma la niñez,
se nos acaba la luz de la niñez,
si no existes.

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