Entrevistas

El arte carcelario de la Libertad Manque

“La poesía fue un objeto de lujo, pero para nosotros es un artículo de primera necesidad: no podemos vivir sin poesía”.

Nicanor Parra

Siempre me he preguntado, ¿si la poesía es un arte superior, a las otras artes literarias? Como afirman algunos de mis colegas poetas, o si es un artículo de primera necesidad, como afirma Parra. Es muy probable que tarde muchos años o tal vez toda mi vida para llegar a dilucidar esta interrogante.

En Chile no basta con ser poeta, la vida del que escribe poesía es mucho menos romántica de lo que se puede llegar a imaginar, el poeta debe  volverse promotor de su propio trabajo, gestor cultural y expositor. De esta forma se involucra en el ámbito literario y cultural, luego que ha expuesto, gestado y promocionado su trabajo, debe volverse  algo así como un asistente social y está obligado a aprender a llenar formularios y todo tipo de documentos, persiguiendo la posibilidad de ganar una beca, un fondo cultural municipal, o algún dinerito, una platita poca, destinada para publicar un libro, o para asistir a una feria literaria, que se han vuelto una gran forma de dar a conocer un trabajo literario, y luego de eso seguir gestando, exponiendo y etc. Como si todo esto fuera poco existen poetas que  desarrollan un trabajo  (talleres literarios) en los lugares más apartados  y marginales del País, no estoy segura, si cualquier persona aceptaría una labor como esta, ya que son trabajos que  exigen el máximo de esfuerzo personal y a la vez son mal pagados (hablo en concepto material) ya que por lo general las personas que ejercen estas labores consideran una ganancia emocional el hecho de ayudar a otros, o mostrar una ventana de escape, a aquellos que se sienten ahogados o sin salida.

En esta ocasión quisiera presentarles a la poeta, escritora y tallerista carcelaria  Libertad Manque, lleva seis años trabajando el “arte carcelario” en el centro penitenciario de Valparaíso, como ella dice llegó a hacer un taller por unos cuantos meses, pero se enamoró del entorno y se quedó con la firme convicción de que la literatura es sanadora, regeneradora y que acerca a los hombres y mujeres de ese lugar a la resiliencia, palabra muy utilizada en los últimos años y aunque en lo personal me parece una moda de la vanguardia, una palabra utilizada para tranquilizar a las masas y hacerlas creer que el levantarse una y otra vez de las adversidades o adaptarse a las condiciones  externas de los  nuevos tiempos es una gran  condición, en mis tiempos a esta faceta humana le llamábamos “aperrar” o “poner pecho a las balas” pero bueno quedémonos con la resiliencia, suena bonito, siempre y cuando esto sirva de fórmula para cambiar la vida de alguien que ha equivocado su senda.

Libertad Manque se la juega por sus ideales insiste en que: El trabajo carcelario no sólo beneficia a los participantes, sino al medio donde se desarrolla llámese entorno inmediato, compañeros internos/as, personal de gendarmería, familiares directos y también al público que recibe ya sea escuchando o leyendo la obra de los internos, y más aun a quienes les llega de rebote la noticia, porque el participante cambia se encuentra con la lectura primero que todo y comienza a caminar sin barrotes, a soñar, a vivir, se refleja en su expresión en su sentido de vida, todo cambia.

Por qué no creerle digo yo,  finalmente es ella la que a diario concurre a encontrarse con los internos, es ella quien ve frente a frente la metamorfosis de esos rostros, al sentir que juntando letras y versos fueron capases de expresar un sentimiento, un sueño alguna idea personal.

Como no soy ninguna niñita de Dios, todo lo contrario, me destaco por buscar la basura bajo la alfombra, le pregunto de forma maliciosa.

¿Oye Libertad, tú de verdad crees que la literatura cambiará la vida de alguno de tus alumnos?

De los últimos cinco alumnos,  pienso que todos han cambiado ya, de hecho dos están ahora en un sistema diferente que es el CET centro de estudios y trabajo, en donde se les enseña un oficio y cumplen la condena que les resta con salidas y beneficios especiales, ya no viven en celdas y tienen sueldo, aunque no es mucho dinero, pero es su sueldo, se capacitan y salen con apoyo. Sé que a los otros tres les costará un poco más, pero saldrán bien, porque no son los mismos, estos dos han decidido a estudiar carreras universitarias y tengo la plena confianza que lo lograrán.

Claro, estoy de acuerdo con que se ven los cambios sobre todo en los más jóvenes, pero me sigue extrañando y ya no es por maldad, si no por mera curiosidad.

¿Qué aprende un tallerista  en un lugar como ese?

Este trabajo va más allá de aprender, o beneficiarse ya que la experiencia es maravillosa, reconstructiva, esperanzadora, sin límites, te puede parecer raro lo que te voy a decir, pero es el lugar donde más LIBRE me he sentido.

Le doy gracias a Dios por esta oportunidad, este regalo de esperanza que me da, que me revive y hace sentir que sirvo, un poeta no es solo quien escribe y lee lindo, el poeta  es la voz de los sin voz y un protagonista en la vida política, social, familiar, es un todo.

Para terminar esta conversación, quisiera saber: ¿en qué se diferencia un delincuente común, con un político?

Y la diferencia entre el delincuente común y  un político es harto grande, el ladrón por lo menos que conozco «trabaja» y ayuda a su familia completa y es muy solidario con el resto, aunque no estoy de acuerdo en la forma, el fondo es entendible ya que generalmente es gente que no tiene estudios y menos oportunidades de superación, el político en cambio es un tipo que teniéndolo todo, se aprovechan del sistema y de los más desposeídos.

Pero no puedo decir que esto es en general, hay políticos que realmente son servidores públicos, pocos, pero hay quijotes, como en todos lados.

Creo fielmente en el “Arte carcelario” e invito a todos a conocerlo.

Lejos lo que más me impacta de esta conversación es enterarme que dos de los jóvenes privados de libertad, están prontos a iniciar su primer año universitario, tengo la sensación que la cárcel de Valparaíso está abierta a incorporar nuevas formas de reinserción social, utilizando para esto, deporte, arte en todas sus formas, es de público conocimiento lo que ha sucedido con el grupo musical RAYÉN. Los he visto y escuchado en vivo y son músicos geniales, tan buenos como muchos músicos Chilenos.

Quiero agradecer a Libertad Manque, por la amabilidad que tuvo al responder mis preguntas y por su generosidad al contarnos algo que está sucediendo en nuestra sociedad, a menudo estas noticias pasan desapercibidas ya que estamos más atentos a lo malo que pasa a nuestro alrededor, que a estas esperanzadoras noticias.

por Mónica Montero.

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